EL PODER DE UNA SONRISA

La sonrisa es una de las formas más universales y simples para comunicar emociones, siendo un símbolo universal de alegría, amistad y cordialidad. No solo es una manera de expresar sentimientos, sino que también influye de manera significativa en nuestro bienestar y salud emocional. Sonreír es una respuesta instintiva que nos identifica como seres humanos, mostrando alegría, aunque, a veces, esa risa es nerviosa en situaciones de vergüenza, ansiedad o incomodidad. En este momento no nos enfocaremos en ese tema.

En múltiples ocasiones hemos visto la relación entre nuestro ser cuerpo, mente, sentimientos y espíritu. Cuando sonreímos, nuestro cerebro envía señales al cuerpo que provocan respuestas automáticas, generando sensaciones de felicidad y optimismo. La simple acción de sonreír libera endorfinas, serotonina y otros componentes que nos proporcionan una sensación de bienestar en todas las dimensiones de nuestro ser.

La sonrisa es un gran indicador para determinar si le agradamos a alguien, ya que nos revela una sonrisa auténtica, coherente con otras señales verbales y no verbales, lo cual facilitará la interacción (si nos interesa). También nos puede ayudar a suavizar un rechazo. Sonreír nos conecta con los demás. Es muy importante destacar que nos referimos a sonrisas verdaderas, no a las falsas, que suelen ser percibidas como insinceras y nos proporcionan muchas pistas sobre la persona con la que estamos interactuando.

Al sonreír, demostramos confianza y abrimos puertas a relaciones interpersonales, lo que genera confianza y propicia que otros se acerquen a nosotros. Cuando alguien ve una sonrisa, es más probable que responda de la misma manera y se acerque. Esta reacción natural proporciona bienestar, felicidad y optimismo, lo que facilita la creación y mantenimiento de nuestras relaciones sociales. Algunos estudios indican que las personas que sonríen proyectan una imagen más amable, educada y competente. Además, se ha observado que quienes sonríen suelen ser más productivos en el trabajo.

En nuestra rutina diaria, es importante regalar sonrisas, los resultados son prácticamente instantáneos, infalibles y realmente mágicos. Las emociones positivas que generamos se expanden a nuestro entorno.

Pero es que además, sonreír, contribuye al crecimiento de nuestra autoestima y nos ayuda a mantener una mentalidad positiva, lo cual, con el tiempo, nos aportar beneficios para nuestra salud. Beneficios que la ciencia está descubriendo. Tales como: su capacidad para reducir el estrés, combatir la depresión y mantener una actitud positiva frente a las enfermedades. Una sonrisa tiene el poder de ayudarnos a superar momentos difíciles, dándonos la fuerza y motivación necesarias para seguir adelante. Al mismo tiempo, nos aleja de la negatividad que generan los problemas, permitiéndonos cambiar nuestra perspectiva y enfrentar el día a día y los desafíos con una actitud más positiva.

Para experimentar los beneficios de sonreír, intentemos hacerlo de forma consciente al menos 5 veces al día y en distintos momentos.

  • Cuando nos sintamos mal, sonreír puede ser de gran ayuda, ya que este simple gesto comienza a generar emociones positivas en nuestro cerebro. No obstante, es importante recordar que debemos afrontar siempre nuestros problemas, pero hacerlo con una sonrisa puede hacerlo más llevadero.
  • Ayudar a alguien con una sonrisa verdadera puede ser un excelente medio para fortalecer nuestros lazos sociales.
  • Si notamos que estamos perdiendo nuestra vitalidad, es fundamental sonreír y colaborar con otros para contagiar esa alegría.

¿Por qué es importante sonreír? La sonrisa no solo mejora el estado de ánimo, sino que también ayuda al cuerpo a liberar cortisol y endorfinas, lo que conlleva diversos beneficios para la salud, como: Reducción de la presión arterial, aumento de la resistencia, reducción del dolor, reducción del estrés, sistema inmunológico fortalecido, etc.

En resumen, sonreír es una acción simple pero poderosa que puede tener un impacto significativo en nuestro bienestar. Es esencial que seamos conscientes de cuánto sonreímos y esforzarnos por hacerlo más a menudo, ya que esto puede beneficiar nuestras relaciones sociales, nuestro estado de ánimo y nuestra salud emocional. Además, sonreír puede fomentar un ambiente laboral más positivo y aumentar nuestra productividad en el trabajo.

La próxima vez que sientas una sonrisa asomando, no lo reprimas, deja que salga y sonríe. Una sonrisa ilumina el mundo

PROPUESTA DE TRABAJO: ¿Eres una persona risueña? Investiga lo que dicen quienes te rodean. Este será primera actividad que te propongo. Recuerda que la sonrisa se puede “crear”. Podemos aprender a sonreír y forzar una sonrisa, para aprovecharnos de todos sus beneficios. Te propongo tres recursos para practicar:

  • Busca un lápiz de madera y póntelo entre los dientes, y estate con él puesto durante al menos cinco minutos. Al hacer esto estarás activando los músculos de tu cara de la sonrisa. Si además hablas, mejorará tu dicción.
  • Ponte delante del espejo y sonríete durante al menos cinco minutos. Ensaya distintas sonrisas, hasta que encuentres una con la que te sientas bien. Si lo haces por la mañana empezaras además el día con muy buen humor. La persona más importan te de tu vida eres tú, que mejor que darte los buenos días con una buena sonrisa.
  • Sonríe cuando no hables. Sé consciente de que está pasando con tu sonrisa cuando estás con alguien y aprende a sonreír con naturalidad. A ver qué pasa.

Que estas propuestas sean como un entrenamiento de tu bienestar y notes si realmente sonreír mejora tu vida. Yo hace tiempo que lo hago y los resultados son increíbles. Recuerda, ante la duda, una sonrisa

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SONREÍR
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INTELIGENCIA EMOCIONAL PARA LA VIDA DIARIA

¿Para la vida diaria? ¡Así es! La Inteligencia Emocional es esencial en todos los aspectos de la vida. Recordemos que su objetivo principal es promover nuestro bienestar personal y social todos los días. Sin embargo, trabajar el bienestar implica también lidiar con lo opuesto: el malestar. Es natural experimentar emociones negativas como miedo, ira, tristeza, frustración, dolor, enfermedad o la pérdida de seres queridos. Si desarrollamos las habilidades emocionales necesarias, estaremos más preparados para enfrentar los desafíos que la vida nos presente. Una persona con una sólida Inteligencia Emocional disfrutará más cada momento y gestionará de manera efectiva sus emociones en tiempos difíciles, tomando decisiones adecuadas y actuando con determinación.

La inteligencia emocional no es una habilidad exclusiva de algunas personas ni está determinada por la genética, sino que todos tenemos la capacidad de desarrollarla. La clave está en dirigir nuestra atención hacia nuestro interior y ser conscientes de nuestras emociones y pensamientos, este es el primer paso para aprender a gestionar nuestras emociones a la hora de tomar decisiones y ponernos en acción.

Para integrar la Inteligencia Emocional en la vida cotidiana, es fundamental aprender técnicas de autoconocimiento y autoobservación como punto de partida. De esta manera, podremos gestionar mucho mejor lo que sentimos, reducir el estrés y la ansiedad, y fomentar la comunicación asertiva y la empatía, también hacia nosotros mismos.

Alcanzar un alto nivel de inteligencia emocional no solo resulta beneficioso a nivel personal, sino también en nuestro entorno, permitiéndonos resolver conflictos con las habilidades necesarias para disfrutar de una vida plena y, al mismo tiempo, mantener relaciones saludables.

¿Cómo podemos lograr esto? La aplicación de la Inteligencia Emocional en nuestra vida implica varios pasos que debemos seguir uno a uno con paciencia, constancia y mucha, mucha práctica.

Primer paso: Observar: ¿Qué siento? ¿Cómo me siento? Reconocer nuestras emociones es la base de la conciencia emocional y fundamental para nuestro proceso de crecimiento emocional. Es importante estar atentos a lo que sentimos. Aprender a observarnos y conocernos mejor, ya que, a pesar de estar todo el día con nosotros mismos, a veces nos cuesta identificar ciertas emociones o preferimos evitar hacerlo por temor a sentirnos mal. Además, las emociones suelen venir mezcladas y nos resulta difícil de distinguirlas. Por eso, es crucial aprender a observarnos con sinceridad y sin prejuicios para poder afrontar nuestras emociones. Nos equivocaremos muchas veces, pero eso es parte del proceso. Podemos emplear diversas técnicas, como llevar un diario de emociones o practicar ejercicios de relajación y concentración, para ser conscientes de nuestras emociones.

Segundo paso: Comprender: ¿Cómo nos afecta lo que estamos sintiendo? ¿Cómo impacta en nuestro entorno? ¿Cómo influyen las emociones en nosotros y cómo las circunstancias afectan nuestra forma de sentir? Existe una relación recíproca entre emociones y situaciones, se influyen mutuamente. Entender nuestra dimensión emocional es muy beneficioso. Porque cuando comprendemos que las emociones están para ayudarnos en la vida podremos entender el por qué experimentamos ansiedad, miedo, alegría, vergüenza, entre otros, y en qué contextos nos sucede. Así, podremos anticiparnos y utilizarlo como un medio que suavice una emoción más intensa.

El tercer paso: Gestionar: ¿Cómo gestionamos lo que estamos sintiendo? Aquí nos adentramos en el núcleo de la cuestión, ¿Cómo reaccionamos a lo que estamos sintiendo? Si logramos ser conscientes de nuestras emociones y entender cómo nos afectan y cuándo, esto nos ayudará a gestionar mucho mejor nuestras emociones en nuestra rutina diaria. En este punto, el término «gestionar» es fundamental. Otros términos como «controlar» no son apropiados, ya que implican que debemos evitar ciertas emociones a toda costa o incluso ocultarlas. Un ejemplo claro es el miedo. Si, por ejemplo, estamos a la espera de una entrevista de trabajo y nos proponemos evitar sentir miedo a toda costa, esto provocará el efecto contrario y generará aún más surgiendo la ansiedad. En cambio, si aceptamos la posibilidad de sentir miedo, esta sensación puede surgir, pero a un nivel más bajo, e incluso podemos aprovechar sus beneficios para mejorar nuestro desempeño, ya que nos permitirá movilizar nuestros recursos y hacer frente al acontecimiento.

En definitiva, a medida que seamos más conscientes de nuestras emociones, será más sencillo elegir nuestras acciones de manera más apropiada en cada situación, aprendiendo a utilizar nuestras emociones y sentimientos en nuestro beneficio. Con el tiempo, dejaremos de actuar de forma automática y seremos más conscientes de lo que sentimos y cómo nos afecta. En caso de cometer errores, algo común en medio del ajetreo diario, es importante ser compasivos con nosotros mismos. Lo fundamental es extraer lecciones de esas experiencias para mejorar nuestra gestión emocional gradualmente. No debemos culparnos por lo que sentimos, pero sí asumir la responsabilidad de nuestras acciones al respecto.

Tenemos dos vidas. La segunda empieza cuando nos damos cuenta de que solo tenemos una

PROPUESTA DE TRABAJO: La Inteligencia Emocional no solo mejora nuestro bienestar personal, sino también nuestras relaciones, permitiéndonos resolver conflictos y mantener relaciones saludables. Te propongo algunas ideas para mejorar tu Inteligencia Emocional en la rutina diaria:

  1. Expresa tus emociones durante el día para ganar perspectiva y aligerar tu carga emocional. Habla con alguien de confianza o emplea métodos creativos como escribir en tu diario de sentimientos.
  2. Cuida tu bienestar físico ya que la salud mental, emocional, espiritual y física están interconectadas. Dormir adecuadamente, hacer ejercicio, alimentarte conscientemente y mantenerte hidratado son fundamentales para tu bienestar. Diseña un plan de autocuidado con acciones concretas y alcanzables.
  3. Evalúa tus relaciones y elige aquellas que te aporten calma y bienestar. Rodéate de personas con las que puedas compartir tu vida y experiencias. Estas son tus personas vitales. Encuentra momentos para conectar con ellos.
  4. Establece límites saludables al identificar tus necesidades y aprender a defenderlas. Reconoce tus límites, hasta dónde puedes llegar y cómo hacerlo. Establecer límites es un acto de amor propio, de respeto y valoración hacia ti mismo.
  5. Dedica tiempo a ti mismo ya que eres una prioridad. La soledad puede ser una oportunidad para conocerte mejor, reflexionar y descansar. Encuentra momentos a lo largo del día para actividades como meditar, escuchar música y reflexionar con preguntas como ¿Cómo me siento? ¿Qué necesito? ¿Qué puedo hacer?
  6. Acepta tus errores al identificar la intención detrás de tus acciones para liberarte de la culpa y asumir la responsabilidad. Los errores son oportunidades de aprendizaje que nos permiten corregir y crecer.
  7. Introduce cambios en tu rutina diaria para evitar caer en patrones repetitivos. Descubre nuevos lugares, prueba actividades diferentes y varía tus rutinas para mantener la novedad en tu día a día.
  8. Presta atención a dónde diriges tu energía a lo largo del día. Enfocarte en lo positivo fortalece los aspectos de tu vida que te hacen vivir el presente. Reconoce lo bueno que tienes cada día y antes de dormir elige tres eventos que hayan hecho que el día valiera la pena.
  9. Permítete sentir y escucha tus emociones sin juzgarlas. La alegría, la ira, el miedo, la sorpresa, el asco y la tristeza son emociones vitales que cumplen funciones importantes en nuestra supervivencia y trascendencia.

«Pequeñas acciones diarias para mejorar nuestra salud emocional y bienestar personal»
Aquí te ofrezco algunas recomendaciones para cuidar tu bienestar personal y emocional en tu día a día: Al despertar, deja que tu respiración despierte con conciencia, y con gratitud acoge el nuevo día con una sonrisa. En el ritual del aseo matutino, encuéntrate en el espejo, salúdate con vitalidad y deja que tu sonrisa ilumine el reflejo. Es crucial sintonizar con tus emociones a lo largo de la jornada; aunque al principio pueda parecer muy complicado, con la práctica lograrás equilibrar tu ser al reconocer y reconocerte en las emociones. Otro hábito beneficioso es regalarte amor auténtico, decirte palabras de luz, respetarte, valorarte y velar por tu propio bienestar. Con el tiempo, es esencial armonizar lo que deseas con las capacidades que realmente tienes y organizarte. Y al despedir el día, permite que tres momentos del día vengan a tu memoria, son esos por los que ha merecido la pena la jornada, agradece y deja que tu sonrisa sea la melodía que despida el día. ¿Qué te parece? ¿Se te ocurren algunos más? Pues adelante.

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EL AUTOUIDADO: ¿UNA PRIORIDAD?

Sabemos de la importancia del autocuidado para mantener una buena salud física, mental, emocional y espiritual, pero a menudo no lo llevamos a cabo argumentando la falta de tiempo. Sin embargo, esto suele ser más una excusa que una realidad. A lo largo de la jornada buscamos tiempo para comer de forma saludable o hacer algo de ejercicio, pero rara vez reservamos un espacio para hacer reflexión interna y evaluar cómo nos encontramos, hacia dónde nos dirigimos, qué necesitamos… ¿Qué se esconde realmente detrás de la justificación de la falta de tiempo?

No se trata tanto de decir «no tengo tiempo«, sino más bien «no tengo tiempo para qué«. Cuando respondemos a la pregunta ¿Para qué? comenzamos a ser nuestra prioridad, este es el primer paso hacia nuestro bienestar. Tomar el tiempo para sentirnos y escucharnos es fundamental si queremos lograr cuidarnos, comprendernos, valorarnos y respetarnos.

En numerosas ocasiones, el pretexto de la falta de tiempo es una manera de conformarse, de no organizarse de forma más efectiva y de eludir responsabilidades, evitando así tomar ciertas decisiones. A menudo no hacemos todo lo posible para cambiar la situación, lo intentamos, pero flojito. Detrás de la excusa de ‘no tengo tiempo’, en realidad se esconde un ‘no quiero’ disfrazado de un ‘no me apetece’, ‘no me interesa’ o ‘no me gusta’…. En definitiva “no es una prioridad”, y si no somos nuestra propia prioridad ¿Qué ocurre? Que dejamos de ser los protagonistas de nuestra vida, por lo tanto, nuestra felicidad y salud, también la emocional, están principalmente determinadas por el entorno, las circunstancias, los demás.

Tomemos las riendas de nuestra vida y busquemos momentos para cuidarnos en nuestra rutina diaria. No justifiquemos nuestra falta de autocuidado con la excusa de no tener tiempo, porque esto no es nada más que miedo: a enfrentarnos con nuestra realidad, a tomar decisiones que nos lleven al cambio, a la falta de disciplina, porque cuidarse supone cierto esfuerzo, a reconocer que no somos quienes deseamos ser o a sentir decepción por nuestra situación actual. En resumen, se trata del miedo a aceptarnos tal como somos y, desde esta realidad, comenzar a dedicar tiempo para nosotros. Con lo cual, seguimos igual, hasta que llega el momento en que nos convertimos en robots que simplemente cumplen funciones sin ser conscientes de su desgaste personal y emocional. Un día estallamos y lo psicomatizamos, enfermamos. Nuestra dimensión corporal nos advierte que necesitamos urgentemente tiempo para cuidarnos. Pongámonos manos a la obra antes de que sea muy tarde.

¿Cómo vencer la excusa de ‘no tengo tiempo’?

  • Actuar es la clave principal y fundamental. Cambiar nuestra actitud frente a las cosas, comenzar a cuidarnos conscientemente con pequeñas acciones, dedicar un tiempo para nosotros todos los días y, sobre todo, querer encontrar formas de lograrlo. Lo motivacional es fundamental. Buscar la razón del para qué cuidarnos.
  • Priorizar: Identificar lo verdaderamente urgente en lugar de abrumarnos con todo lo pendiente, para evitar ansiedad. Algunos asuntos pueden esperar, mientras que otros son esenciales. Porque nuestro bienestar también pasa por dejar cosas sin hacer. Nuestra salud y bienestar son primordiales y, en ocasiones, urgentes.
  • Organizarse: Aceptar nuestras limitaciones, el autoconocimento es imprescindible. No podemos llegar a todo, el tiempo es limitado, y hay que planificar nuestras tareas diarias centrándonos en lo crucial. Reservando tiempo para uno mismo.
  • Evitar la automatización: Tomarse un descanso, ser conscientes del momento presente y de nuestras necesidades. Buscar la manera para estar presentes en lo que hacemos y buscar tiempos y espacios para parar.
  • Realizar tareas de manera ordenada y planificada: Con conciencia y enfoque, una a la vez. Obtendremos mejores resultados y disfrutaremos del proceso. Nos sentiremos mejor.
  • Recompensarnos al completar una tarea difícil. Estimulará nuestra automotivación.
  • Ser honestos: No obligarnos a hacer cosas que no nos interesan o para las que no estamos listos. Si no soy capaz o no puedo, decirlo. Es fundamental decidir lo qué podemos y queremos y qué no.
  • Evitar sobrecargarse con tareas que generen malestar. Recordemos siempre que la salud mental y emocional son prioritarias. Busquemos ayuda si es necesario y deleguemos tareas.

En resumidas cuentas. Cuando nos damos un tiempo para cuidarnos, ¡es como darle un abrazo a nuestro propio ser! Esto no solo nos hace sentirnos bien, sino que también es una inversión a medio y largo plazo en nuestra salud y bienestar. ¡Y no es solo eso! Cuidarnos es un acto de puro amor propio que se nota en nuestro entorno, contagiando positividad a nuestro alrededor. Aprender a cuidarnos es mucho más que satisfacer nuestros antojos del momento, es nutrir cada parte de nuestro ser: cuerpo, mente, corazón y alma. Preguntas como «¿Qué necesito hoy?», «¿Qué me falta?» o «¿Qué me haría feliz?» son las clave para impulsar nuestro bienestar diario. Así que, ¡dediquemos tiempo para nosotros, que nos lo merecemos!

El bienestar emocional debe formar parte de nuestra rutina diaria. Cuidarse es preguntarnos “¿qué necesito?” y actuar sin esperar para “cuando tenga tiempo”.

PROPUESTA DE TRABAJO: ante la excusa del tiempo que te pones para no cuidarte. Haz este ejercicio de reflexión y acción:

  • Frente a la falta de tiempo, la pregunta que surge es: ¿Dónde encontrarlo? ¿Es posible que no encuentres un momento en las 24 horas diarias y las 168 semanales para el autocuidado? ¡Es difícil de creer! ¿Vale la pena posponer tu cuidado? La respuesta es no, por lo que te pregunto ¿Qué acción concreta y alcanzable tomarás para reservar tiempo para ti cada día?
  • Habitualmente te saboteas y negocias contigo mismo diciéndote: Mañana empiezo, estoy cansado, no es el momento…Al final te estás autoengañando. Tienes que conocer tus debilidades, no olvides que tu principal enemigo eres tú. Sé firme en las decisiones que tomes. ¿Qué vas a hacer cuando pongas la excusa del tiempo?
  • Nunca debes compararte con otros. Por mucho que te esfuerces, tu vida y circunstancias son únicas. Debes cuidarte basándote en tu propia realidad, sin compararte con nadie. A menudo, abandonamos por no aceptar nuestras limitaciones. Tu tiempo es el que es. ¿Con qué cuantas para comenzar autocuidarte?
  • Por último, es importante superar los obstáculos emocionales: durante los días estresantes y agotadores, es normal que intentes justificarte. Sin embargo, en esos momentos cuando realmente necesitas mantener la fortaleza y recordar que cuidarte te traerá beneficios, ayudándote a relajarte y desconectar. Al hacerlo, liberarás endorfinas y adrenalina, proporcionándote la energía y bienestar que necesitas. Ten confianza en ti mismo. ¿Se te ocurre algún ejercicio para esos días difíciles y complicados? Te propongo dos: la relajación – concentración y un buen paseo por un entorno natural.

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TIEMPO DE REVISIÓN, DE AUTOEVALUACIÓN

Al concluir una etapa, un proyecto, un curso, es fundamental evaluarnos. La autoevaluación nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre nuestra vida durante ese periodo finalizado, identificando tanto aspectos positivos como áreas de mejora. Para realizar una autoevaluación efectiva, es importante enfocarnos en los objetivos que nos planteamos al inicio. Tener un proyecto de vida es clave, ya que nos muestra nuestro punto de partida, el propósito de nuestras acciones, el proceso seguido y los resultados obtenidos. No podemos evaluar lo que no tenemos. La honestidad y objetividad son fundamentales en este ejercicio de autoevaluación.

La autoevaluación es esencial para comprobar los resultados y consecuencias de nuestras acciones de forma objetiva. «La razón de ser de la evaluación es el servir a la acción», ya que nos permite comparar si avanzamos hacia nuestros deseos y mejorar nuestro proyecto de vida. tener una visión clara de nuestros objetivos a corto, mediano y largo plazo. Es un proceso continuo que no solo se limita a momentos específicos, sino que debe integrarse en nuestra rutina diaria para mantenernos alineados con nuestras metas y valores.

Además, la autoevaluación no debería verse como un ejercicio solitario. Compartir nuestras reflexiones con personas de confianza, como mentores, amigos o colegas, puede ofrecer nuevas perspectivas y consejos constructivos que nos ayuden a crecer. La retroalimentación externa puede ser un complemento valioso a nuestra autoevaluación interna.

Es el momento de la autorreflexión y autoconocimiento, de revisar nuestro proyecto de vida antes de iniciar una nueva etapa. La autoevaluación nos permite valorar si estamos avanzando hacia nuestros deseos y si estamos satisfechos con nuestros logros. Es esencial enumerar los logros, objetivos cumplidos y obstáculos superados de manera realista.

Algunas características de una autoevaluación exitosa incluyen:

  • Evaluar nuestro compromiso a lo largo del proceso, considerando la responsabilidad, tiempo dedicado, recursos utilizados y logro de objetivos.
  • Identificar fortalezas y debilidades, reflexionando sobre logros, desafíos y áreas de mejora.
  • Establecer metas para crecer personal y profesionalmente, identificando áreas que requieren nuevas habilidades o mayores responsabilidades.
  • Reconocer nuestro estado emocional actual, siendo empáticos con nosotros mismos sin justificaciones ni culpas hacia otros.
  • Valorar el grado de satisfacción personal para enfocarnos en los avances y logros obtenidos.
  • Revisar nuestro proyecto de vida para ubicarnos en el momento actual.

Finalmente, es crucial recordar que la autoevaluación no es un fin en sí mismo, sino un medio para un fin: el crecimiento personal y profesional. Nos ayuda a adaptarnos y ser resilientes frente a los cambios y desafíos que la vida nos presenta. Al cultivar una mentalidad de crecimiento y aprendizaje continuo, nos preparamos mejor para enfrentar el futuro con confianza y determinación.

Así que, la próxima vez que concluyamos una etapa, tomemos un momento para autoevaluarnos. Reflexionar sobre nuestros logros, aprender de los errores y trazar un camino claro hacia los próximos objetivos. La autoevaluación puede ser una herramienta poderosa para transformar nuestra vida y llevarnos más cerca de nuestros sueños.

La evaluación impulsa nuestro proyecto de vida, ya que determina lo que debemos lograr y cómo, así como lo logrado y su proceso.

PROPUESTA DE TRABAJO: De entre muchas actividades para trabajar la autoevaluación, te propongo una:

  1. La diana de la autoevaluación. Consiste en puntuar algunos aspectos de nuestro proyecto del 1 al 5 (1 indica que ha comenzado pero nada más y el 5 que se a logrado) y ver los resultados. Es una herramienta de evaluación simple que te permite ver tu propio proceso de vida. Consiste en una representación gráfica que te ayude a visualizar de manera objetiva tanto tus fortalezas como las áreas en las que puedes mejorar. Fomenta nuestra reflexión mediante un enfoque cualitativo. No se emplean criterios de evaluación, sino que se trata de una herramienta que facilita la observación desde lo emocional pero de forma objetiva.

Algunos aspectos a evaluar:

  • Evaluar el grado de compromiso personal
  • Trabajo dedicado (Tiempo y esfuerzo)
  • Formación permanente y recursos utilizados
  • Actitud ante los problemas y dificultades.
  • Motivación e ilusión
  • Esfuerzo y entrega
  • Interacción con otros, cooperación
  • Otros

Al ser una evaluación personal, necesitas especificar, concretar y explicar cada uno de los ítem de la diana antes de evaluar.

Un ejemplo de diana

Ahora te toca sacar conclusiones, revisar tus metas y objetivos, tomar decisiones y celebrar los logros y avances por muy pequeños que sean. Hazlo por escrito en el diario de sentimientos.

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EL VERANO Y LA SALUD EMOCIONAL: ¡Brilla por Dentro y por Fuera!

El verano, esa temporada dorada de sol, calor y diversión. Para muchos, es sinónimo de vacaciones, ocio y actividades al aire libre. Pero, ¿sabías que también puede tener importantes repercusiones psicológicas? Como todo en la vida, el verano tiene su luz y su sombra. Por eso, es crucial comprender cómo nos afecta este tiempo.

Durante el verano, disponemos de más tiempo para interactuar socialmente. Las vacaciones nos permiten acercarnos a nuestros seres queridos y llenar nuestras vidas de optimismo. Sin embargo, los cambios en la rutina pueden generar estrés y desequilibrios emocionales. Cuidar la salud emocional nos ayudará a adaptarnos y disfrutar positivamente de estos cambios. ¿Cómo?

El verano está lleno de eventos, fiestas y reuniones familiares, creando la sensación de necesidad de actividad y diversión constantemente. Es importante cuidar la salud emocional y establecer límites. Priorizar el bienestar personal sobre las expectativas de los demás. Aprender a decir “no” cuando sea necesario y decidir lo que realmente nos interesa.

El exceso de tiempo libre puede provocar sensación de abrumamiento o falta de sentido. Para mantener una buena salud emocional, busquemos actividades significativas que nos aporten satisfacción y bienestar. Encontrar el equilibrio entre el ocio y productividad, que nos ayude a disfrutar plenamente del verano. Eso no quiere decir que no podamos hacer «locuras» también es necesario salir de la zona de confort y pasarlo muy bien.

El verano nos brinda la oportunidad de dedicar tiempo a nosotros mismos, redescubrirnos y cultivando aspectos de nuestra vida que necesitan atención. Aprovechemos para buscar nuestro sol interior y reflexionar sobre nuestra vida y metas.. El verano nos da la energía que nos reta a salir fuera sin salirnos de dentro.

Finalmente, el verano es la temporada para recoger los frutos de nuestro esfuerzo y dedicación. Estas cosechas estivales nos preparan para encarar la vida de una forma distinta, con renovada energía y un brillo nuevo. Es el momento adecuado para el merecido descanso y el crecimiento personal. Estos frutos simbolizan a individuos maduros que se relajan después de un año de arduo trabajo. La recolección de los frutos nos insta a reflexionar, autoevaluarnos y reconocer nuestro propio proceso de madurez. ¡A celebrarlo!

¡Así que este verano, brilla tanto por dentro como por fuera! Seamos cálidos y «soles» para los demás y recordar que cuidar la salud emocional es clave para disfrutar plenamente de esta maravillosa estación.

¡Feliz verano!

El verano, como cada una de las estaciones, marca una dirección, orienta en un sentido determinado el movimiento de nuestro mundo interior.

José María Toro

PROPUESTA DE TRABAJO: algunas estrategias efectivas para cuidar tu salud emocional durante el verano:

  • Establece límites: Aprende a decir «no» cuando sea necesario. Prioriza tu bienestar y no te sientas presionado/a a estar constantemente ocupado/a.
  • Practica el autocuidado: Dedica tiempo para ti. Lee un libro, escucha música relajante, medita o da paseos tranquilos por la naturaleza.
  • Mantén una rutina equilibrada: Aunque es verano, mantener cierta estructura en tu día a día es importante. Establece horarios regulares de sueño, alimentación y ejercicio. Eso no quiere decir que de vez en cuando te excedas, a fin de cuentas es verano. ¡No olvides disfrutar y relajarte!
  • Conéctate con la naturaleza: Disfruta del buen clima y pasa tiempo al aire libre. La naturaleza tiene un efecto positivo en nuestra salud emocional.
  • Cultiva relaciones significativas: Dedica tiempo a las personas que te brindan apoyo y felicidad. Organiza encuentros con amigos y familiares.
  • Limita el consumo de noticias: Si te generan ansiedad o estrés, limita tu exposición a las noticias. Infórmate a momentos específicos.
  • Practica la gratitud: Lleva un diario de gratitud y anota cada día las cosas por las que te sientes agradecido/a, utiliza el diario de sentimientos. Esto te ayudará a mantener una perspectiva positiva.
  • Busca espacios y tiempos para el silencio: Es importante buscar momentos para la reflexión interna y escucharte a ti mismo.
  • Celebra los éxitos y avances en tu vida: Es muy importante reconocer nuestros logros y celebrarlo.

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LA MAGIA DE CONECTAR CORAZONES

La empatía se podía definir como la capacidad que tiene una persona para ponerse en el lugar de otra. Es decir, para entender su situación y los sentimientos que está viviendo. Por eso, ser empático no es nada sencillo. Lo primero que tenemos que entender es que si yo no soy capaz de reconocer mis emociones, si no soy consciente de mis pensamientos, etc. difícilmente podré empatizar. La empatía es también una habilidad poderosa que nos permite construir relaciones más profundas, fomentar la conexión comunitaria y mejorar nuestro bienestar emocional. Para fortalecer esta habilidad, es importante practicar la escucha activa, reconocer las emociones propias y ajenas, ser tolerante y comprensivo, cultivar la empatía en todas las áreas de la vida y realizar actos de bondad y generosidad. Al hacerlo, podremos mejorar nuestra capacidad empática y contribuir a la creación de un mundo más tolerante y comprensivo.

Solemos ser , normalmente, simpáticos, compasivos…pero no empáticos. La empatía es como el arte de ser un explorador de sentimientos, ¡un aventurero de corazones! Implica ponerte en los zapatos de los demás, interpretando sus emociones, pensamientos y circunstancias. Después, conviertes esas pistas en acciones con el objetivo de lograr comprender al otro. Es como ser un guía que, desde la comprensión, acompaña a los demás. Porque la empatía supone el ponernos en la situación de la otra persona con el fin de comprenderla. Por eso, requiere que seamos muy respetuosos y tolerantes respetando las decisiones de los demás, aunque nosotros no hubiésemos tomado esas mismas decisiones. Se trata de apoyar, acompañar, respetar y comprender. Entender que cada persona somos diferentes y tenemos unas necesidades acordes a las circunstancias de cada uno.

¿Cómo es y actúa una persona empática?

  • Con el corazón y la mente siempre abiertos que le permite entender las emocionales que generan algunas situaciones en nuestra vida.
  • Entienden (aunque no tienen por que estar de acuerdo) el motivo que lleva a la otra persona a reaccionar tal y como lo hace, intentando comprender el verdadero motivo por lo que la otra persona se siente así, lo que está viviendo, etc.
  • Acompañan desde el corazón a las personas están experimentando un episodio difícil. complicado, injusto… y son capaces de vislumbrar lo que necesitan en ese momento.
  • Calman, sosiegan y acompañan. Rara vez aconsejan, porque saben que ellos no es tienen la solución.
  • Su empatía viene de sus propias experiencias vividas y sentidas a lo largo de su vida. Hablan desde lo que ya han sentido.
  • Son personas humildes y compasivas.

Una de las principales ventajas de practicar la empatía es que comprendemos las razones que hay detrás de ciertos comportamientos que a veces nos resultan desconcertantes. Al hacerlo, podemos percibir que la hostilidad, falta de interés, desgana… de algunas personas en realidad es miedo e inseguridad, y que la aparente fragilidad de otros revela humildad y timidez. Y es que, la empatía tiene el poder de transformar las relaciones humanas. Al mostrar un interés por los demás y comprender lo que sienten, se fomenta la confianza y el respeto mutuo. Esta cualidad brinda la posibilidad de crecer y aprender a nivel personal, que en la vida nos encontramos con diferentes perspectivas y vivencias que enriquecen nuestra visión del mundo.

En las relaciones interpersonales, es crucial distinguir entre ser empático y ser simpático. Ser empático implica comprender a fondo los sentimientos y perspectivas de los demás, mientras que ser simpático se refiere a ser amable y agradable. Aunque ambas cualidades son positivas en las relaciones, es fundamental encontrar un equilibrio entre ambas para establecer relaciones saludables y significativas. Esta armonía nos permite cultivar conexiones que fomentan nuestro crecimiento personal y desarrollo personal.

La empatía crea una sensación de cercanía con quienes nos rodean, fortaleciendo la confianza en relaciones personales y profesionales. Además, aporta credibilidad y bienestar. Aunque implica alejarse un poco de nosotros, es crucial empezar practicando la empatía hacia uno mismo, ya que a menudo descuidamos nuestras propias necesidades y nos enfrentamos al agotamiento emocional. Concluimos, los beneficios de cultivar la empatía son incalculables y recordemos que la empatía es esencial para construir un mundo en el que todos nos necesitamos.

El primer paso para la compasión es darse cuenta de la necesidad de otra persona. Todo comienza con el simple acto de atención. (Daniel Goleman)

PROPUESTA DE TRABAJO: Algunas ideas para ser un poco más empáticos.

  1. El primer paso para ser verdaderamente empático es entenderte a ti mismo. Intenta entenderte, conocerte y ser empático, primero contigo mismo, con tus propios sentimientos, pensamientos y acciones.
  2. Lo segundo, vive sin prejuicios. Esto te facilitará el poder ser respetuoso, tolerante y no juzgan a los demás. Porque aunque no estés de acuerdo con las decisiones de los otros, tienes que entenderles y tomar distancia.
  3. Te propongo un ejercicio muy práctico para vivir los pasos anteriores. Recuerda un problema de alguien cercano a ti y lo escribes en un papel. Ahora haz este mismo ejercicio como si fuera tu problema. Finalmente, vuelve a redactarlo pero sabiendo que el problema es el otro. Podríamos llamar a este ejercicio: “Yo” tengo “tu” problema. Relee los tres textos ¿Qué ha sucedido? ¿Qué notas? ¿Cómo te sientes?
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EL PODER DE LA COMUNICACIÓN EMOCIONAL

Cuando hablamos, no solo lanzamos palabras al aire; también nos comunicamos y transmitimos emociones. La comunicación emocional es el arte de integrar nuestros sentimientos en el mensaje para lograr una conexión auténtica y efectiva. ¿Cómo aprender a comunicarnos emocionalmente?

¿Qué es la comunicación emocional? Imagina que nuestras palabras son flechas y las emociones, el arco que las impulsan. La comunicación emocional, la buena comunicación emocional, consiste no solo en hablar; sino en comunicarnos desde lo emocional para transmitir sentimientos a través de medios verbales y no verbales. Desde un cálido abrazo hasta una mirada significativa, cada gesto cuenta para expresarnos de forma afectiva. Este tipo de comunicación nos ayuda a convencer, emocionar, persuadir e incluso a ser comprendidos de tal forma, que con solo palabras sería muy difícil lograrlo.

Es fundamental compartir nuestras emociones para cuidar nuestra salud emocional y bienestar personal. La falta de expresión emocional dificulta la comunicación sincera con nosotros mismos y los demás. Al guardarnos nuestros sentimientos, experimentamos malestar generando una tensión interna por lo que callamos, pero que se percibe aunque no lo digamos. En contraste, al expresar nuestras emociones, podemos hacer lo necesario para actuar en consecuencia. Es importante que recordemos que nuestras emociones nos informan de necesidades no satisfechas que debemos abordar y una de ellas es expresar lo que sentimos.

Características clave para una buena comunicación emocional:

1. Subjetividad en el mensaje: Transmitiendo el mensaje desde una perspectiva subjetiva nos permite expresar y comprender las emociones de manera más profunda porque compartimos nuestra propia interpretación de las cosas, desde nuestra experiencia emocional.

2. Verbos emocionales: ¿Te encanta, te sorprende o te enfada? Utilizar verbos emocionales como estos enriquece nuestra comunicación, porque compartimos nuestros afectos, sentimientos y necesidades.

3. Estado de ánimo y autoestima: Nuestras emociones están vinculadas a nuestro estado de ánimo, autoestima, inseguridades y habilidades sociales. La manera en que nos comunicamos y nos expresamos, la forma en que lo hacemos, el momento en que lo decimos y nuestra expresión son elementos clave para lograr una comunicación eficaz.

4. Descripción de sentimientos: En lugar de etiquetar a las personas, describimos cómo nos hacen sentir sus acciones, buscando siempre una comprensión mutua. Nadie es adivino y, por eso, tenemos que comunicar lo que sentimos ante diferentes comportamientos, ya sean positivos o negativos.

La comunicación emocional es una habilidad esencial dentro de la Inteligencia Emocional y como tal tenemos que trabajarla a diario siendo conscientes de cómo nos comunicamos y expresamos. La comunicación es verdaderamente emocional cuando tenemos en se hace desde el respeto hacia la persona receptora del mensaje, reconociendo sus propias ideas, opiniones y características distintas a las nuestras. Por tanto, para lograr una conexión desde lo emocional, es crucial tener empatía pero expresando claramente como nos sentimos, sin miedo a ser juzgados y sin juzgar, sin malentendidos, siendo nosotros mismos…saber reconocerse en la otra persona. Potenciando una comunicación en la que la comprensión, cercanía y sensibilidad, estén presentes.

Y es que cuando desarrollamos una sólida inteligencia emocional nos brinda herramientas efectivas para identificar, gestionar y comunicar nuestras emociones de forma asertiva. Las emociones no solo se adaptan a las circunstancias externas, sino que también impulsan y guían nuestra conducta y comunicación.

La comunicación emocional es la clave para establecer conexiones auténticas y comprender mejor a los demás. No se trata solo de hablar, sino de compartir una parte de nosotros mismos. La comunicación afectiva, un enigma intrigante. Al hablar, nos juzgan; al callar, nos critican. Repetimos una y otra vez las cosas, pero parece que las palabras se las lleva el viento. Es como estar en una isla de confusión. Intentamos explicarnos incluso con gestos, ¡pero aún así no nos entienden! Así que la próxima vez que estemos en una conversación, recordemos: que las emociones son nuestras mejores aliadas para expresarnos y comunicar efectivamente.

¡Empieza a comunicarte emocionalmente y observa cómo tu vida y tus relaciones mejoran!

Mejorar nuestras habilidades comunicativas desde lo emocional tiene un impacto positivo tanto en nuestras relaciones como en lo personal.

PROPUESTA DE TRABAJO: Cómo mejorar tu comunicación emocional. Algunos Tics:

1. Reflexiona siempre antes de hablar. Piensa antes de abrir la boca o de hacer un gesto. ¿Cómo? Identifica tus emociones y enfoca el mensaje antes de abrir la boca, te ayudará a ser más claro y efectivo. Pasar la emoción por el pensamiento y el pensamiento por lo emocional.

2. El contacto visual. Los ojos son las ventanas del alma. Usa el contacto visual no solo para transmitir tus emociones, sino también para percibir las de los demás. Una mirada desde el corazón lo cambia todo ¡Qué distinto se ve el mundo con una mirada desde el corazón!

3. Gestión emocional también en la comunicación verbal y no verbal. Acepta y maneja tus emociones sin culpar a los demás. Aprende a no dejarte llevar por las emociones perturbadoras y aprende a gestionarlas con naturalidad. Expresa lo que sientes con asertividad y amor.

4. Comunica lo que sientes con respeto y empatía. Respeta a tus interlocutores y crea un ambiente cómodo y seguro. Evita juzgar sus sentimientos y acepta sus distintas formas de sentir, pensar y actuar. Cambia y busca otras perspectivas.

5. Participación activa. Involucra a todos los participantes en la conversación. La comunicación debe ser fluida y recíproca. No acapares todo el tiempo y aprende a escuchar, también con el corazón.

6. Usa verbos emocionales. Emplea verbos que hablen de emociones para comunicarte de manera afectiva y enriquecer tus conversaciones. Porque el el buen uso de verbos emocionales no solo mejora nuestras relaciones, además, puede cambiar nuestro comportamiento. Los verbos emocionales mas importantes podrían ser: creer, sentir, pensar, opinar y parecer. Una buena comunicación emocional nos cambia, mejora y hace mejores personas que no juzgan ni describen personas, sino comportamientos.

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RECONOCERSE EN EL SER

Cuando hablamos de conocernos, nos referimos al trabajo en el autoconocimiento. Realizar una introspección puede ser desafiante, ya que implica comprender nuestras emociones, sentimientos y reacciones ante diversas situaciones. Aunque no siempre sea sencillo, esta práctica nos permitirá tener un mayor control sobre nosotros mismos. Con el tiempo, solemos moldearnos y conformarnos, perdiendo esa chispa que nos hace únicos. Todos tenemos un gran potencial que a menudo no desarrollamos por no detenernos a observarnos y cuestionar lo que consideramos normal, que en realidad es simplemente una versión rutinaria, cómoda e insípida de ser. La persona en la que soñábamos convertirnos queda atrás en nuestra vida. Busquemos la mejor versión de nosotros mismos y ayudemos a otros a no perder aquello que los hace auténticos y especiales. La vida es corta y debemos asumir un papel activo en ella.

El autoconocimiento implica comprendernos a fondo y responder a la pregunta de quiénes somos, incluyendo nuestro ser emocional, nuestras imperfecciones, virtudes y forma de afrontar las situaciones. Esta comprensión es esencial para nuestro crecimiento personal, para gestionar nuestras emociones, interactuar con los demás y alcanzar nuestras metas. El autoconocimiento es fundamental para nuestro bienestar personal. Conocernos nos permite comprender lo que deseamos en la vida, ya sea en nuestro proyecto de vida o en la rutina diaria, y actuar en consecuencia de nuestra identidad, características, deseos y circunstancias para establecer metas realistas y reconocer en qué etapa de nuestra vida nos encontramos.

La mayoría de las personas tienden a experimentar a ciegas, sin reflexionar sobre quiénes son o cómo son. Y es que, alcanzar lo que se busca y mantener la estabilidad resulta difícil si no nos conocemos a fondo. El autoconocimiento implica la capacidad de comprendernos, incluyendo emociones, fortalezas, debilidades, valores y motivaciones. Es esencial para mejorar el bienestar emocional, ya que permite identificar nuestras fortalezas, valores y principios en las situaciones que nos pueden brindar felicidad. Al comprendernos a fondo, desde nuestro ser, podemos definirnos y concretar nuestras metas a corto, medio y largo plazo. Al explorar nuestra verdadera esencia, junto con nuestros deseos y emociones, podemos desprendernos de las expectativas externas, por presión social, familiar, laboral… y forjar nuestra propia identidad. Porque creemos que somos lo que hacemos, recordamos, aparentamos, deseamos….y el autoconocimiento nos lleva a una reflexión minuciosa y profunda para alcanzar la deseada salud mental y emocional.

Cada decisión y proceso que emprendemos es resultado de nuestra propia responsabilidad y iniciativa, de ahí la importancia de conocernos y ser fieles a nuestra esencia y núcleo. Somos los protagonistas de nuestra vida en los momentos buenos y difíciles. Descubrirlo es experimentar la vida en su plenitud.

Comencemos por observar nuestros pensamientos, emociones y comportamientos. Dediquemos tiempo a reflexionar sobre lo que sentimos, cómo lo experimentamos, cómo nos afecta, por qué nos afecta de cierta manera y cómo se vinculan pensamientos y emociones, recordando que los pensamientos generan los sentimientos. Definamos nuestros valores. ¿Qué es importante para mí? ¿Qué principios defiendo? Los valores residen en nuestro núcleo, en lo que nos define. La autorreflexión es otra herramienta valiosa para promover la autoconciencia. Preguntémonos cómo nos relacionamos con los demás, cómo reaccionamos ante diversas situaciones o cómo gestionamos el estrés, lo que nos ayudará a comprender mejor nuestro comportamiento. Finalmente, practicar la autocompasión es esencial. No nos castiguemos por nuestros errores, la vida es un proceso y debemos tratarnos con amabilidad. Sin duda, el autoconocimiento nos lleva a una vida más plena.

Descubre quién eres y busca la mejor versión de ti mismo, no te conformes con la mediocridad.

PROPUESTA DE TRABAJO: No es nada novedoso que en el proyecto «emociones creativas» se haga hincapié en la importancia vital del autoconocimiento, en esta ocasión vuelve una vez más a tu interior y responde a estas preguntas: el cómo soy, cómo estoy y hacia dónde voy

1. TEORÍA DE LOS CÍRCULOS CONCÉNTRICOS

Afrontamos la valoración que tenemos de nosotros mismos. Para ello debemos conocernos: cómo actúo con mis amigos y familia, qué sentimientos tengo hacia la vida, qué valores considero importantes, qué puedo conseguir, qué quiero ser… Es decir, nuestras fortalezas y debilidades para construirnos cada día y sentirnos bien.

Contesta a estas preguntas sinceramente.

¿Cuáles son mis valores principales y que no voy a cambiar por nadie?

¿Cuáles son los hábitos que no permitiré que me obliguen a dejar?

¿Cuáles son mis preferencias más frecuentes?

¿Cómo me definiría?

¿Qué me gusta de mí?

¿Qué cambiaría de mí? ¿Qué estaría dispuesto o dispuesta a cambiar por alguien? Saca conclusiones.

Los valores son los ideales, la personalidad, el carácter…. Son lo más importante, lo que te define y te hace ser quien eres.

Los hábitos son las «costumbres» o «rutinas». Son importantes pero no fundamentales; son lo que nos hacen estar en el presente: ir al trabajo o a clase, hacer deporte los domingos por la mañana, ver la tele después de comer, las tareas domésticas, tener algunos gustos gastronómicos…

Las preferencias son las cosas que se suelen hacer en el tiempo libre. Por ejemplo: ir al cine o salir de copas. Pueden cambiar a lo largo de nuestra vida porque tiene que ver con nuestros gustos o aficiones, que en muchísimas ocasiones vienen marcados por las personas con las que compartimos muchos momentos de nuestra vida e incluso pueden pasar a ser hábitos.

2. Escribe en tu diario de sentimientos para conocerte mejor. Reflexiona sobre tus actividades diarias y cómo te sientes. Releerlo ocasionalmente te dará retroalimentación sobre tu persona. Dedica, al menos, 10 minutos diarios o un buen tiempo semanal para esta actividad beneficiosa. Trabajar con el diario te proporciona perspectiva, facilita la identificación de patrones de comportamiento y te permite dar seguimiento a tu progreso, aumentando tu conciencia personal.

3. PARA PROFUNDIZAR VUELVE A ESTA ENTRADA

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SIMPLEMENTE RESPIRA

La respiración es un proceso automático que iniciamos al nacer y perdura hasta nuestro último aliento. Con la respiración llevamos oxígeno a todas las células de nuestro cuerpo, llevamos vida a todos los rincones de nuestro ser. ¿Puede la respiración influir en nuestro estado de ánimo y emociones? Efectivamente, no solo que influye, no si no que, cuando estamos mal, nuestra respiración también cambia. Por ese motivo tenemos que aprender a respirar, a hacerlo de manera consciente.

¿Qué es la respiración consciente?

Una de las técnicas de gestión emocional más eficaces y poderosas para afrontar algunas situaciones complejas, capaz de aportarnos bienestar emocional y mental. Es una técnica que se centra en hacer presente nuestra respiración: cómo estamos respirando y la sensación del aire que entra y sale de nuestros pulmones. Es una técnica muy sencilla que puede ayudarnos a relajarnos, concentrarnos y a regular nuestras emociones. La Respiración consciente afecta a nuestro estado de ánimo porque nos facilita gestionar adecuadamente lo que sentimos reduciendo el estrés y la ansiedad y así, nos permite actuar con más calma y serenidad ante algunas situaciones.

Ser conscientes implica asumir la responsabilidad de nuestra existencia. En la sociedad actual, estamos constantemente bombardeados con distracciones y preocupaciones que nos impiden estar verdaderamente presentes en nuestras vidas. Sin embargo, si somos conscientes asumimos la responsabilidad de nuestra existencia, nuestro ser y nuestra vida. La consciencia nos hace responsables de nuestras acciones y comprendemos su impacto en el mundo que nos rodea. Estar presentes significa estar conectados con nuestro interior y nuestro entorno de manera profunda. Ambos aspectos son cruciales para fomentar nuestro bienestar, ya que la unión entre sentimientos, cuerpo, mente y espíritu es fundamental para una vida saludable. Y la respiración consciente nos hace estar presentes.

¿ Qué beneficios puede aportarnos la respiración consciente para la salud mental y emocional?

  • Reducir el estrés y la ansiedad: La respiración nos ayuda a relajar nuestro cuerpo, eliminar tensiones, a conectar con nuestra mente y así poder calmarnos, serenarnos, tranquilizarnos y lograr anclarnos en el presente y afrontar el momento.
  • Mejorar la concentración: Nos ayuda a conectar con nosotros mismos, a vivir el momento. La respiración tiene la capacidad de enviar señales a nuestro cuerpo y mente que cambian la manera en que ambos funcionan y reaccionan. Centrar nuestra atención en la respiración nos ayudará a concentrarnos y calmar nuestros pensamientos, causantes de nuestros sentimientos.
  • Regular las Respuestas Emocionales: Facilita la buena gestión de nuestras reacciones ante los sentimientos y emociones que en ocasiones nos resultan abrumadoras. Lo emocional se manifiestan a través de la respiración: no respiramos igual cuando estamos alegres o tristes, con rabia o asco. Las emociones cambian la respiración y viceversa, la respiración puede cambiar las respuestas emocionales.

La práctica de la respiración consciente es simple pero muy poderosa. Tenemos que integrar esta técnica en nuestra vida diaria como un hábito más, una rutina. para logar tener un impacto positivo en nuestra salud mental y emocional. Al practicar esta técnica, no solo mejoraremos físicamente, sino también emocional y mentalmente. Recordemos, la clave está en la constancia, en practicar. Dedicar unos minutos cada día para parar, respirar, vivir y sentir.

Y ¿Qué nos enseña la respiración consciente de nuestro ser emocional en la vida?

Inhalar es recibir. Nos permite conectarnos con el mundo. Tomar el aire que nos rodea. Un significado emocional que nos indica que nos dejamos ayudar, que aceptamos lo que viene de fuera y que puede alimentarnos y hacernos el bien. Significa acogida y, al mismo tiempo, en el movimiento de aspiración, el esfuerzo que debemos hacer para recibir activamente el bien que nos rodea y que nosotros mismos atraemos. En cierto sentido, implica dos cosas: asumir que necesito algo y tomarlo.
Exhalar es soltar. Nos permite descubrir que hay cosas que no nos hacen bien, que nos entorpecen y dificultan la vida. Implica soltar, aceptar que algo ya no es saludable para nosotros, que algo puede que ya no sea suficiente, puede que esté vacío y carente de sentido en nuestra vida actual. Significa vaciar los pulmones y, al mismo tiempo, en el movimiento de soltar, hay un esfuerzo que hacemos conscientemente para deshacernos de lo que ya no queremos, de lo que alejamos. Nuevamente, en cierto modo, esto implica dos cosas: asumir que hay algo que ya no necesito y aprender a dejarlo ir.

Cuando algo te duela, cuando estés triste, cuando alguien te enfade, cuando estés bien…respira

PROPUESTA DE TRABAJO: Estos son algunos ejercicios sencillos para practicar la respiración consciente:

1. Busca un lugar cómodo para sentarte o recostarte. Puede ser un lugar tranquilo en tu casa o un espacio aislado en la naturaleza.

2. Concéntrate en tu respiración. Observa como estás respirando. Siente como el aire entra y sale de tu cuerpo. Nota cómo el aire llena tus pulmones, y sale por tu boca o nariz. Simplemente observa.

4. Ahora, comienza a hacer esa respiración más lenta y pausada, sin forzar, simplemente deja que pase. Siente como cada vez es más lenta y profunda. Lleva el aire hasta el último rincón de tu cuerpo.

5. Busca tu propio ritmo de respiración lenta y profunda que que tranquilice, te serene, te calme.

6. Permanece así durante el tiempo que necesites. Practica todos los días. Abre los ojos, sonríe, desperézate, estírate y siente el momento.

6. Cuando lo necesites, vuelve a enfocarte en tu respiración consciente.

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HAY QUE SABER SER FELIZ

Se puede notar a simple vista si alguien es feliz o no, pero ¿nosotros? ¿Nosotros mostramos esa felicidad? ¿Realmente sabemos cuándo somos felices? A menudo nos dejamos llevar por las emociones del momento, lo cual puede nublar nuestra percepción de las cosas y de la vida, olvidando que la felicidad es algo que perdura en el tiempo y que debemos cultivar a lo largo de nuestra vida. Los contratiempos, fracasos, dificultades e incluso las desgracias son simplemente experiencias negativas que pueden oscurecer nuestro camino, pero una persona feliz entiende que son solo obstáculos temporales, los cuales, a pesar del dolor o sufrimiento, podemos superar manteniendo el equilibrio sin perder de vista aquello que realmente nos hace felices y disfrutando de cada instante y momento, incluso en los momentos difíciles. La felicidad es un viaje, no un destino, y muchas veces perdemos innumerables oportunidades de ser felices simplemente porque creemos que no hemos alcanzado la felicidad. La felicidad se experimenta en cada paso, en cada momento. La buena noticia es que, aunque pueda parecer desafiante alcanzarla a veces, la felicidad está muy presente en nuestra vida cotidiana.

Martin Seligman nos dice que para alcanzar la verdadera felicidad tenemos que reconocer y potenciar nuestras fortalezas y cualidades personales que nos hacen único e irrepetibles. Porque, al identificar lo mejor de nosotros mismos, podemos mejorar significativamente nuestra vida y la de aquellos que nos rodean.

La búsqueda de la felicidad en eventos, personas o circunstancias externas, que son cambiantes, no puede proporcionar la auténtica felicidad que anhelamos y, sin embargo, es lo que nos venden todos los días en redes sociales, anuncios, campañas….

  • Buscar la felicidad fuera de nosotros es como ir a una tienda de ropa a comprar un ordenador, obviamente, no lo encontraríamos allí.
  • Para muchos, la felicidad se encuentra en alcanzar metas, realizar viajes fantásticos, encontrar el amor de sus vidas, tener un aspecto físico inmejorable, terminar una carrera universitaria…

Sin embargo, la verdadera felicidad va más allá de lo que comúnmente asociamos con ser felices por «tener«, enfocándose en la felicidad de «ser«. La felicidad nos trasciende, moviéndonos hacia una perspectiva existencial y humanista, donde ser feliz no se limita a poseer, sino a ser, descubrir, ayudar y servir. Darle sentido a la vida es crucial para ser felices. Para alcanzar la felicidad, es esencial estar en armonía y sentirnos a gusto con nosotros mismos. A partir de ahí, podremos cultivar este estado en todo lo que hacemos y vivimos.

Las circunstancias personales no tienen tanto impacto como creemos, ya que cada uno de nosotros somos únicos, con valores y percepciones de la felicidad distintos. Podemos ser felices simplemente siendo conscientes del presente, de lo que tenemos, como pasar tiempo con la familia, rodearse de personas que realmente nos valoran y disfrutar de lo que nos apasiona, son algunas cosas clave para ser felices. No se trata de conformarnos, si no de , a través de lo que somos y tenemos y nuestras circunstancias, alcanzar la felicidad que deseamos, reduciendo las preocupaciones y viviendo plenamente cada momento, cada instante, cada experiencia…nuestro presente.

La felicidad es un estado emocional anhelado por todos, una meta que muchos persiguen a lo largo de sus vidas. Sonreír, sentirse bien consigo mismo y con los demás, experimentar emociones agradables… todo esto contribuye al bienestar. Sin embargo, ¿Qué sucede cuando esa felicidad es solo una apariencia?

En la sociedad actual, existe una constante presión para mostrar felicidad en todo momento. Las redes sociales, los medios de comunicación y las expectativas sociales nos obligan a proyectar una imagen perfecta y luminosa, incluso cuando estamos pasando por momentos difíciles. Esta necesidad de aparentar felicidad a toda costa ha dado lugar a lo que algunos expertos llaman «depresión sonriente«.

Sonreír puede ser una manera de hacer frente a los desafíos de la vida, de mantener una actitud positiva y de buscar la luz en medio de la oscuridad. No obstante, cuando esa sonrisa se convierte en una máscara que oculta emociones desagradables como la tristeza, la frustración o la desmotivación, el problema se vuelve más complicado. Porque no es necesario estar siempre al máximo nivel de felicidad, se puede estar en un 7, 8, e incluso en un 5 o 6. Lo crucial es comprender las verdaderas causas de nuestra felicidad. En una escala del 1 al 10, ¿Cómo te sientes en este momento de tu vida? ¿Qué necesitas? ¿Qué acciones puedes tomar para ser más feliz?

La verdadera felicidad nos trasforma, nos hace mejores personas, saca de nosotros lo mejor. La generosidad, la solidaridad y la gratitud son virtudes que se conectan directamente con la felicidad. Pero sobre todo el AMOR, que todo lo cambia, lo transforma, lo mejora y nos hacer ser la mejores personas. Experimentamos bienestar al brindar a los demás nuestra vida, ya sea a amigos o extraños. Ofrecer orientación y respaldo sin esperar nada a cambio, resulta fundamental. Los actos de generosidad y gratitud fomentan nuestro crecimiento personal, creando una sensación de plenitud. Al ser conscientes de esto, nos convertimos en individuos más felices y, a largo plazo, somos mejores personas.

La felicidad está determinada por la actitud con la que enfrentamos cada experiencia y momento de nuestra vida.

PROPUESTA DE TRABAJO: Algunas ideas para mejorar nuestro bienestar personal y ser más felices:

  1. Comienza este proceso de búsqueda de la felicidad pensando en personas que consideras felices y describe qué cualidades poseen que te hacen verlas así.

Ahora, realiza lo mismo contigo mismo.

¿Cuáles de las siguientes cualidades coinciden con tus descripciones anteriores?

  • Tienen la capacidad de expresar sus sentimientos de forma natural y agradecen las cosas de manera hermosa.
  • Sus amigos y seres queridos son una prioridad para ellos; son detallistas y cercanos.
  • Sonríen con frecuencia y contagian optimismo y positividad.
  • Olvidan rápidamente lo negativo y perdonan siempre, inclusive a sí mismos.
  • Disfrutan intensa y conscientemente de las cosas buenas y hermosas de cada día y de cada persona.
  • Son personas de palabra, dignas de confianza y en quienes se puede confiar para cualquier situación.
  • Tienen un toque espiritual enigmático y atractivo.
  • Cuidan adecuadamente de su bienestar físico y mental mediante ejercicio, una alimentación saludable, lectura, música, entre otros.

Concluye esta reflexión.

2. La felicidad requiere una dedicación continua. Al igual que con el ejercicio físico, puede ser complicado al principio y los resultados pueden no ser evidentes de inmediato. Sin embargo, una vez que desentrañemos el secreto, todo se volverá más sencillo. Se practica a diario y se entrena:

  • Experimenta y expresa gratitud de forma habitual y conscientemente.
  • Busca relaciones saludables con quien compartir lo que somos, tenemos, soñamos, sentimos…
  • Dedica tiempo al autocuidado.
  • La clave está en repetir estas acciones una y otra vez hasta convertirlo en hábito.

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