No sé tú, pero yo he vivido muchos veranos en los que, aunque tuviera tiempo, mi cabeza no paraba. Me costaba relajarme. Era como si el cuerpo estuviera de vacaciones pero la mente siguiera corriendo. Hasta que un día lo entendí: no era cuestión de tiempo libre, era cuestión de ritmo.
Vivimos acelerados todo el año. Haciendo mil cosas, corriendo de un lado a otro, siempre con algo pendiente, sin espacio ni para respirar, para parar. Y lo peor es que nos acostumbramos. Creemos que eso es vivir. Pero sabes muy bien que no lo es.
A mí la vida me ha parado en seco varias veces. Y no con una señal suave, sino con un frenazo. Momentos en los que me sentía perdido, desconectado, sin ganas de nada. Lo que me salvó fue aprender a escucharme, a bajar el ritmo y a reconectar conmigo, a parar. No fue fácil, pero me transformó. Y por eso te digo hoy, sin rodeos: si en vacaciones, si en verano no bajas el ritmo, estás perdiendo una gran oportunidad.
El verano no es solo descanso, es aprendizaje. Las vacaciones no son solo para “desconectar del trabajo”. Son para reaprender a vivir. Para probar cómo sería moverse sin prisa, dormir sin culpa, hacer algo solo porque sí, porque te apetece, sin esperar nada a cambio. Si seguimos a tope incluso en verano, nos perdemos algo muy valioso: la posibilidad de descubrir un ritmo que sí se parece a la vida que queremos. Uno más humano, más presente, más en paz.
¿Y si lo pruebas? No te propongo grandes cambios. Solo esto: Elige una cosa al día y hazla lento. A conciencia. Sin móvil, sin ruido. Puede ser tomarte un café, tender la ropa, darte una ducha, mirar el cielo cinco minutos. Lo que sea. Hazlo como si fuera lo único que tienes que hacer. Porque, en ese momento, lo es. Y si notas que cuesta, que te aburres, que te pones nervioso… enhorabuena. Estás saliendo del piloto automático. Estás empezando a escucharte.
Y si necesitas una mano…A veces no basta con descansar. A veces lo que necesitamos es acompañamiento. Alguien que nos ayude a parar de verdad, a escuchar lo que hay dentro y a volver a conectar con lo que nos mueve. Eso es lo que hago con personas y grupos a los que acompaño: talleres, sesiones individuales, mentoría emocional y procesos creativos para volver a uno mismo y recuperar la motivación.
Si crees que este puede ser tu momento, escríbeme o entra al grupo de WhatsApp. Estoy aquí para ayudarte a bajar el ritmo… y subirle el sentido a tu vida.
Este verano no te limites a descansar. Aprovecha para entrenar otra forma de estar en el mundo. De sentir la vida. De vivir desde dentro.
PROPUESTA PRÁCTICA: para tu día a día en verano, vacaciones y todo el año
Elige una actividad sencilla del día y hazla de forma lenta y consciente. No pongas música. No mires el móvil. Solo haz eso. Estés donde estés, con quien estés, hazlo con atención.
Puede ser algo tan cotidiano como:
- Ducharte
- Caminar
- Prepararte un café
- Tender la ropa
- Cocinar algo sencillo
Hazlo sin prisa. Como si fuera importante. Porque lo es. Es tu momento de estar. De habitar el presente. De darte permiso para sentir que estás vivo.
Y quizás, cuando llegue septiembre y todo vuelva a acelerarse, algo de ese ritmo aprendido en verano se quede contigo. No porque lo impongas, sino porque lo has elegido. Porque te hace bien. Escribe todo lo que sientes, vives, haces…durante esta práctica en el diario de sentimientos e incluso pon alguna foto, para recordarlo cuando comiences a acelerarte.
