¿A quién no le gusta una buena fiesta? Es en esos momentos de fiestas y celebración donde encontramos una fuente inagotable de emociones y bienestar. Las fiestas no solo son esenciales para nuestra vida social, sino que también nos proporcionan un remedio efectivo para mejorar nuestro estado emocional. Los expertos explican que nuestros ancestros fortalecían sus lazos y garantizaban su supervivencia al unirse y moverse en su grupo de forma rítmica. Y es que, las celebraciones no solo tienen un propósito comunicativo, sino también uno instintivo y esencial: mantener el equilibrio personal y entregarse al compás de la fiesta.
Una «fiesta» es mucho más que una simple reunión; es la oportunidad ideal para dejar salir nuestro lado alegre y bailar. La atmósfera festiva se siente y se contagia. Compartir momentos festivos nos llena de sonrisas y nos conecta con los demás, aumentando nuestra felicidad. Un paso fundamental en nuestro crecimiento personal y emocional es encontrar la felicidad en todos los aspectos de nuestra vida. Cuando valoramos cada oportunidad, cada éxito, cada momento y lo celebramos, hacemos que la vida, nuestra vida se llene de luz, color e ilusión.
Cuando las fiestas son en nuestros barrios, pueblos, ciudades, nos conectan con nuestras raíces culturales, fomentando la socialización y fortaleciendo el sentido de pertenencia, de «comunidad».
Las fiestas pueden reducir el estrés y crear experiencias inolvidables que enriquecen nuestra vida personal y emocional. Nos encanta una buena fiesta, ya sea en la calle, en la plaza o en el recinto ferial. La música, el ambiente festivo y la alegría nos invitan a disfrutar del momento. Porque, compartir alegrías nos une y es a través de encuentros, conversaciones, recuerdos y risas a carcajadas cuando conectamos con los demás. Las miradas cómplices mientras se baila crean momentos especiales, incluso cuando algunos hablan de sus problemas o penas, lo hacen con una copa en la mano y una sonrisa en el rostro.
Participar en tradiciones, celebraciones y fiestas es una fuente de felicidad, emociones intensas y recuerdos eternos que nos hacen sentir vivos y parte de un pueblo. No lo pienses más, ¡disfruta de las festividades y únete a algo único! Las fiestas son mucho más que eventos sociales; son momentos que nos permiten reconectar con nosotros mismos y con los demás, celebrando la vida en su máxima expresión.
¡Que nunca falten las razones para festejar!
PROPUESTA DE TRABAJO: Algunos propuestas para vivir plenamente los días de fiesta y celebración:
¿Por qué celebrar? Elige al menos una razón para festejar durante las festividades.
¿Cómo hacerlo? Decide de qué manera celebrar las fiestas para reflejar tu personalidad y forma de divertirte.
¿Con quiénes compartir? Selecciona con quiénes deseas pasar las festividades, evitando actividades no deseadas. Es esencial rodearte de personas con las que realmente desees compartir estos momentos.
¿Qué actividades realizar? Las fiestas son una oportunidad perfecta para celebrar y preservar la rica cultura local, donde se expresan tradiciones, patrimonio cultural y religioso.
Un detalle importante. Aunque no seas un bailarín, la música es esencial en las festividades, ya que agrega alegría y entretenimiento a la celebración.
¿Qué prefieres? Bailes populares, conciertos de artistas locales o reconocidos, espectáculos variados con números musicales y verbenas, entre otros.
Pero sobre todo, comparte momentos, vive con intensidad los actos, ríe y baila, agradece y disfruta junto a otros.
Comencemos definiendo lo que es la alegría: es la emoción básica que nos provoca una sensación placentera que experimentamos en un momento específico y que está asociada con la felicidad, el placer y el bienestar, con energías positivas y vibraciones emocionales favorables. Procede del latín «alacer«, que significa animado o vivaz. Esta emoción puede ser desencadenada por personas, situaciones e incluso objetos. Por ejemplo, los niños experimentan alegría al ver a sus padres, jugar con amigos, recibir un nuevo juguete o visitar su parque favorito. ¿Y nosotros? igual que los niños, tenemos que buscarla a partir de estímulos externos o un recuerdo placentero, lo que active en nosotros las hormonas de la «felicidad» como serotonina, endorfina, dopamina y oxitocina.
Y es que, cuanto estamos alegres, aumenta nuestra productividad, enfrentamos los desafíos de manera más eficaz y contagiamos esta emoción a quienes nos rodean creando un clima más positivo y creativo. La alegría no proviene únicamente de nosotros mismos, sino de lo que vivimos con los demás. La felicidad se multiplica cuando se comparte, porque es en los momentos de alegría con los demás, en los pequeños detalles, como compartir un helado con un amigo, cuando experimentamos esa alegría verdadera.
Recordemos que existen diferentes tipos de alegría y que no siempre esta emoción está justificada, por muy positiva que sea
La verdadera alegría surge de forma natural y espontánea en una persona tras un evento placentero nos provoca bienestar y gozo.
La alegría hilarante se experimenta al escuchar un chiste u otras situaciones graciosas provocando la carcajada y la risa.
La alegría simulada se muestra intencionalmente sin una causa real, de manera cínica y se usa para evitar dar una respuesta incómoda.
La alegría maligna ocurre al alegrarse por la desgracia de otros o por los fracasos ajenos.
La alegría patológica al igual que las demás emociones, la alegría en exceso puede ser un riesgo y peligro para nuestra salud mental haciéndonos perder el control y objetividad de nuestra vida y del mundo.
En definitiva, es fundamental vivir y buscar la alegría positiva, la verdadera, ya que aporta beneficios tanto a nivel psicológico como físico. No obstante, es importante tener presente que la alegría no equivale a la felicidad. Mientras que la alegría es efímera, la felicidad es una opción, una actitud ante la vida y las circunstancias, un estado que puede perdurar en el tiempo y que tenemos que trabajarlo todos los días. La alegría nos ayuda a ser más felices, por eso, tenemos que buscar y recordar momentos alegres, sonreír y disfrutar de cada momento positivo y alegre. Una persona feliz, una persona alegre, ilumina los espacios en los que se encuentra.
¿Cómo podemos experimentar alegría a diario?
En nuestra vida ajetreada llena de preocupaciones y tareas, a menudo pasamos por alto los momentos alegres, porque esperamos la plenitud y la felicidad en el futuro y esto nos impide disfrutar del presente siendo conscientes de que cada momento, por muy pequeño que sea, es importante y la clave para no olvidar que la emoción de la alegría es fundamental para avanzar en la vida y vivir con positividad y optimismo.
La alegría es casi imposible ocultarla y su expresión más evidente es la sonrisa que nos ayuda a estar bien y nos equilibra todas las emociones, desintoxica de los malos rollos y, además, es muy contagiosa. La sonrisa es esencial en nuestra vida, sobre todo en circunstancias como en las que nos encontramos. Cuando sonreímos transmitimos a los demás la señal de cercanía y proximidad que nos ayuda y facilita para comenzar un diálogo más personal y sincero con el otro, ayudándole a estar mejor y sentirse mejor en algunos momentos complicados o difíciles de su vida.
Muchas personas pasan por alto las pequeñas alegrías mientras esperan alcanzar la gran felicidad.
PROPUESTA DE TRABAJO: Esta actividad nos puede funcionar muchos días y nos ayudará a levantar nuestro ánimo y el de los demás, los que están con nosotros y los que se conectan habitualmente.
Para encontrar la alegría en la vida cotidiana, puedes seguir estos consejos:
Vive el presente de manera consciente y disfrutando del momento. Cada momento alegre cuenta para ser un poco más felices.
Desconéctate de las redes sociales y del móvil a lo largo del día y busca actividades creativas y motivadoras.
Dedica tiempo a la familia y amigos. Tiempo de calidad para disfrutar.
Libérate del pasado y de sus ataduras emocionales. Aprende a pasar página y quédate con las lecciones del pasado para continuar creciendo.
Cultiva la gratitud, la generosidad, la comunicación asertiva.
Sal a buscar la alegría en lugar de esperar a que llegue a ti. Busca espacios y momentos para reír, disfrutar, compartir, gozar…
Sonríe mucho, no pierdas la alegría natural que brota desde tu interior.
1º La primera actividad es hacer en un folio, cartulina, etc. una composición con todo tipo de materiales sobre todo lo que nos causa alegría en nuestra vida, lo hacemos de manera creativa y motivadora, individual (Luego lo podemos compartir) o en grupo, de los dos modos esa obre de arte hay que exponerla.
2º Se trata de bailar. Esta actividad es mejor hacerla en grupo, pero si estamos solos nos podemos grabar o hacer un directo. Tenemos que evitar la vergüenza y dejarnos llevar. Es una actividad divertida y para pasarlo muy bien ¿Te atreves? Lo primero es hacer una buena selección de música, cuanto más variada y disparatada mejor. Ponemos la música a todo volumen y ¡cantamos! No importa que no sepamos del todo la letra o que esté en otro idioma, lo importante es que cantemos con todas nuestras ganas y poco a poco comencemos a movernos, a expresarnos, a ¡BAILAR! e interactuar con los demás. Sonríe, sonríe, sonríe…
3º Vamos preparar una “Batalla de chistes” Lo primero, como propuesta, es que comencemos a reír a carcajadas y si estamos en grupo mejor, notaremos como se contagia la risa. Una profunda inspiración y sé consciente de cómo te sientes en este momento, ¿verdad que mucho mejor? Comenzamos la actividad dedicando un tiempo para recopilar chistes entre todos en un tiempo determinado. Trascurrido este tiempo, nos enfrentaremos por equipos para ver cual provoca más risas a los demás. No se trata solo de los chistes, sino que cómo se cuentan, la comunicación no verbal es importantísima. Si estás solo, graba los chistes y envíalos a los que lo van a hacer contigo o simplemente para alegrar el día a alguien.
4º Una actividad sorprendente, una fiesta de disfraces con regalos. Tenemos que pensar en la temática o si es libre, en el lugar donde la vamos a celebrar, la decoración, la música, la comida, etc. no celebramos nada en concreto pero si mucho en general. Para la fiesta cada uno buscará algo para regalar o lo confeccionamos con creatividad para envolverlo en una caja de regalo. dentro, además del regalo,. habrá una nota con un mensaje positivo, motivador y alegre. Nos preguntamos ¿Qué me gustaría que alguien me dijera hoy para alegrar el día? el día de la fiesta sin que nadie lo vea colocamos en el lugar de la fiesta todos los regalos y cada uno recoge uno, lo abre y lee el mensaje que ha recibido ¡Sorpresa! Ese regalo y este mensaje es para ti. Guárdalo en un lugar visible para que cada vez que lo necesites puedas recurrir a él y motivarte.
Sonriamos mucho, pongamos buena cara al mal tiempo y nunca dejemos de reír. Una sonrisa de más de diez segundos nos hace sentir bien y más positivos.
La mayoría de los expertos recomiendan que, cuando estamos decaídos y sin ánimo, salgamos de casa a divertirnos todo lo que podamos y a encontrarnos con los demás de manera festiva. No garantiza que se solucione todo lo negativo de nuestra vida, pero sí es un buen empujón para seguir adelante. Es ese impulso que necesitamos en muchas ocasiones. Salir de fiesta nos hace más sociables y nos saca de nuestra zona de confort. Eso sí, no caigamos en la trampa de la rutina también en la fiesta; cambia, en lo posible, de formas de divertirte y salir. Plantea diversas opciones y alternativas para que cada fiesta sea una nueva manera de divertirnos. (Prácticas 44 «Más emociones creativas»)
TAREA: Baila mucho cuando salgas de fiesta. Si eres de los que les da vergüenza bailar en público, o cree que no baila bien este es el momento de cambiarlo. – Pon la música que más te gusta en casa. en un volumen adecuado. – Muévete, cierra los ojos (con cuidado de no tener nada donde tropezar) y deja que la música te lleve, mueve todo el cuerpo, déjate llevar. – Pierde el miedo a moverte, siente el placer de ser con la música un todo y disfruta del momento. – Hazlo siempre que puedas, incluso haciendo las tareas domésticas. – Cuando salgas de fiesta baila mucho, verás como mejora tu capacidad de bailar y tu inteligencia emocional.
Cuando salimos de fiesta sentimos un montón de emociones positivas que nos hacen crecer emocionalmente
Terminar el curso con la práctica del verano ☀️ Se trata de recoger los frutos del año, recompensa por el esfuerzo, dedicación y lucha. Primero buscamos las dificultades, las «piedras» del camino, momentos complicados y retos difíciles. Al final, hemos obtenido fruto a nuestro año al 30%, al 60% y al 100%. Después de un buen rato de relajación-concentración-diario de sentimientos, hacemos memoria del curso. Qué hemos comenzado y estamos en ello, qué llevamos recorrido pero nos falta todavía y qué hemos logrado, qué metas hemos alcanzado. No importa el porcentaje, lo realmente importante es lo que hemos recorrido en esta etapa de nuestra vida, saber dónde estamos, qué hemos logrado y lo que nos queda por recorrer. Ahora toca celebrar y festejar el camino recorrido y las metas alcanzadas (Prácticas 43 y 44 de «Más emociones creativas»)