Solemos descuidar disfrutar de cada instante de nuestra vida entre tanto ajetreo diario y preocupaciones. ¡Pero las vacaciones nos ofrecen la oportunidad perfecta para saborearla con calma! En nuestro mundo acelerado, disfrutar de la vida es todo un reto, ¡las vacaciones son el campo de entrenamiento ideal para perfeccionarlo! ¿Por qué nos cuesta tanto vivir el momento presente a pesar de tantas cosas maravillosas con las que contamos y que nos rodean? Vamos a reflexionar en las razones que nos impiden disfrutar plenamente de la vida.
Disfrutar de la vida implica saborear el presente sin juicios ni sufrimientos, simplemente viviendo el momento y afrontando cada situación con flexibilidad y calma. La clave está en valorar lo que tenemos en lugar de anhelar lo que nos falta, evitando depender de futuras metas para ser felices. Vivir el presente, siendo responsables de nuestras acciones, gestionando las emociones y cambiando algunos hábitos y pensamientos limitantes, nos ayuda a no proyectar culpas en otros y a no ser una carga para quienes nos rodean.
La salud emocional consiste en elegir paz, armonía y felicidad por encima de la tristeza, la ansiedad y la desesperación. La inteligencia emocional no se mide por el número de problemas resueltos, sino por mantener la calma, independientemente del resultado.
¡Carpe diem! La vida es una aventura llena de experiencias increíbles ¡Así que no pierdas ni un segundo y disfruta cada momento con pasión!
PROPUESTA DE TRABAJO: Se trata de ser conscientes de las cosas buenas que nos suceden a diario y disfrutar mucho de la vida. No podemos obviar las cosas negativas o complicaciones del día a día, pero no es sano quedarse solamente con lo malo, tienes que ser justo y valorar lo bueno.
Todas las propuestas de actividades las escribes en el diario de sentimientos. Te ayudará a ser más consciente de tu presente, a disfrutar de lo que eres y a gestionar lo que te hace sentir mal.
La felicidad se esconde en los pequeños detalles que a menudo pasas por alto. Descubre la felicidad en las pequeñas cosas de cada día para iluminar tu vida aún más. Al finalizar la jornada, piensa y escribe al menos tres cosas por las que ha merecido la pena el día.
Haz una pausa para disfrutar de lo que tienes, sabes, vives y sientes: dedica unos minutos al día a algo que te haga sonreír, como saborear tu postre favorito o dar un paseo relajante. Busca el espacio y el tiempo para parar.
Cultiva relaciones auténticas: invierte tiempo para conectar con amigos y seres queridos, creando momentos especiales juntos. Repasa el día y recuerda los encuentros, momentos, conversaciones…que has tenido con las personas que quieres.
Vivir plenamente implica enfocarse en el presente y agradecer lo que tienes. Practica la gratitud, céntrate en tus valores y acepta lo que eres, sientes, piensas y haces, podrás liberarte de las emociones y pensamientos limitantes. ¿Por qué o a quién tengo que dar las gracias en el día?
Encuentra alegría en lo sencillo y trabaja en metas realistas, para que cada día sea un paso hacia la persona que deseas llegar a ser y el proyecto de vida por el que estás trabajando. Escribe los avances, aprendizajes, logros, etc de la jornada.
¿Para la vida diaria? ¡Así es! La Inteligencia Emocional es esencial en todos los aspectos de la vida. Recordemos que su objetivo principal es promover nuestro bienestar personal y social todos los días. Sin embargo, trabajar el bienestar implica también lidiar con lo opuesto: el malestar. Es natural experimentar emociones negativas como miedo, ira, tristeza, frustración, dolor, enfermedad o la pérdida de seres queridos. Si desarrollamos las habilidades emocionales necesarias, estaremos más preparados para enfrentar los desafíos que la vida nos presente. Una persona con una sólida Inteligencia Emocional disfrutará más cada momento y gestionará de manera efectiva sus emociones en tiempos difíciles, tomando decisiones adecuadas y actuando con determinación.
La inteligencia emocional no es una habilidad exclusiva de algunas personas ni está determinada por la genética, sino que todos tenemos la capacidad de desarrollarla. La clave está en dirigir nuestra atención hacia nuestro interior y ser conscientes de nuestras emociones y pensamientos, este es el primer paso para aprender a gestionar nuestras emociones a la hora de tomar decisiones y ponernos en acción.
Para integrar la Inteligencia Emocional en la vida cotidiana, es fundamental aprender técnicas de autoconocimiento y autoobservación como punto de partida. De esta manera, podremos gestionar mucho mejor lo que sentimos, reducir el estrés y la ansiedad, y fomentar la comunicación asertiva y la empatía, también hacia nosotros mismos.
Alcanzar un alto nivel de inteligencia emocional no solo resulta beneficioso a nivel personal, sino también en nuestro entorno, permitiéndonos resolver conflictos con las habilidades necesarias para disfrutar de una vida plena y, al mismo tiempo, mantener relaciones saludables.
¿Cómo podemos lograr esto? La aplicación de la Inteligencia Emocional en nuestra vida implica varios pasos que debemos seguir uno a uno con paciencia, constancia y mucha, mucha práctica.
Primer paso: Observar: ¿Qué siento? ¿Cómo me siento? Reconocer nuestras emociones es la base de la conciencia emocional y fundamental para nuestro proceso de crecimiento emocional. Es importante estar atentos a lo que sentimos. Aprender a observarnos y conocernos mejor, ya que, a pesar de estar todo el día con nosotros mismos, a veces nos cuesta identificar ciertas emociones o preferimos evitar hacerlo por temor a sentirnos mal. Además, las emociones suelen venir mezcladas y nos resulta difícil de distinguirlas. Por eso, es crucial aprender a observarnos con sinceridad y sin prejuicios para poder afrontar nuestras emociones. Nos equivocaremos muchas veces, pero eso es parte del proceso. Podemos emplear diversas técnicas, como llevar un diario de emociones o practicar ejercicios de relajación y concentración, para ser conscientes de nuestras emociones.
Segundo paso: Comprender: ¿Cómo nos afecta lo que estamos sintiendo? ¿Cómo impacta en nuestro entorno? ¿Cómo influyen las emociones en nosotros y cómo las circunstancias afectan nuestra forma de sentir? Existe una relación recíproca entre emociones y situaciones, se influyen mutuamente. Entender nuestra dimensión emocional es muy beneficioso. Porque cuando comprendemos que las emociones están para ayudarnos en la vida podremos entender el por qué experimentamos ansiedad, miedo, alegría, vergüenza, entre otros, y en qué contextos nos sucede. Así, podremos anticiparnos y utilizarlo como un medio que suavice una emoción más intensa.
El tercer paso: Gestionar: ¿Cómo gestionamos lo que estamos sintiendo? Aquí nos adentramos en el núcleo de la cuestión, ¿Cómo reaccionamos a lo que estamos sintiendo? Si logramos ser conscientes de nuestras emociones y entender cómo nos afectan y cuándo, esto nos ayudará a gestionar mucho mejor nuestras emociones en nuestra rutina diaria. En este punto, el término «gestionar» es fundamental. Otros términos como «controlar» no son apropiados, ya que implican que debemos evitar ciertas emociones a toda costa o incluso ocultarlas. Un ejemplo claro es el miedo. Si, por ejemplo, estamos a la espera de una entrevista de trabajo y nos proponemos evitar sentir miedo a toda costa, esto provocará el efecto contrario y generará aún más surgiendo la ansiedad. En cambio, si aceptamos la posibilidad de sentir miedo, esta sensación puede surgir, pero a un nivel más bajo, e incluso podemos aprovechar sus beneficios para mejorar nuestro desempeño, ya que nos permitirá movilizar nuestros recursos y hacer frente al acontecimiento.
En definitiva, a medida que seamos más conscientes de nuestras emociones, será más sencillo elegir nuestras acciones de manera más apropiada en cada situación, aprendiendo a utilizar nuestras emociones y sentimientos en nuestro beneficio. Con el tiempo, dejaremos de actuar de forma automática y seremos más conscientes de lo que sentimos y cómo nos afecta. En caso de cometer errores, algo común en medio del ajetreo diario, es importante ser compasivos con nosotros mismos. Lo fundamental es extraer lecciones de esas experiencias para mejorar nuestra gestión emocional gradualmente. No debemos culparnos por lo que sentimos, pero sí asumir la responsabilidad de nuestras acciones al respecto.
Tenemos dos vidas. La segunda empieza cuando nos damos cuenta de que solo tenemos una
PROPUESTA DE TRABAJO: La Inteligencia Emocional no solo mejora nuestro bienestar personal, sino también nuestras relaciones, permitiéndonos resolver conflictos y mantener relaciones saludables. Te propongo algunas ideas para mejorar tu Inteligencia Emocional en la rutina diaria:
Expresa tus emociones durante el día para ganar perspectiva y aligerar tu carga emocional. Habla con alguien de confianza o emplea métodos creativos como escribir en tu diario de sentimientos.
Cuida tu bienestar físico ya que la salud mental, emocional, espiritual y física están interconectadas. Dormir adecuadamente, hacer ejercicio, alimentarte conscientemente y mantenerte hidratado son fundamentales para tu bienestar. Diseña un plan de autocuidado con acciones concretas y alcanzables.
Evalúa tus relaciones y elige aquellas que te aporten calma y bienestar. Rodéate de personas con las que puedas compartir tu vida y experiencias. Estas son tus personas vitales. Encuentra momentos para conectar con ellos.
Establece límites saludables al identificar tus necesidades y aprender a defenderlas. Reconoce tus límites, hasta dónde puedes llegar y cómo hacerlo. Establecer límites es un acto de amor propio, de respeto y valoración hacia ti mismo.
Dedica tiempo a ti mismo ya que eres una prioridad. La soledad puede ser una oportunidad para conocerte mejor, reflexionar y descansar. Encuentra momentos a lo largo del día para actividades como meditar, escuchar música y reflexionar con preguntas como ¿Cómo me siento? ¿Qué necesito? ¿Qué puedo hacer?
Acepta tus errores al identificar la intención detrás de tus acciones para liberarte de la culpa y asumir la responsabilidad. Los errores son oportunidades de aprendizaje que nos permiten corregir y crecer.
Introduce cambios en tu rutina diaria para evitar caer en patrones repetitivos. Descubre nuevos lugares, prueba actividades diferentes y varía tus rutinas para mantener la novedad en tu día a día.
Presta atención a dónde diriges tu energía a lo largo del día. Enfocarte en lo positivo fortalece los aspectos de tu vida que te hacen vivir el presente. Reconoce lo bueno que tienes cada día y antes de dormir elige tres eventos que hayan hecho que el día valiera la pena.
Permítete sentir y escucha tus emociones sin juzgarlas. La alegría, la ira, el miedo, la sorpresa, el asco y la tristeza son emociones vitales que cumplen funciones importantes en nuestra supervivencia y trascendencia.
«Pequeñas acciones diarias para mejorar nuestra salud emocional y bienestar personal» Aquí te ofrezco algunas recomendaciones para cuidar tu bienestar personal y emocional en tu día a día: Al despertar, deja que tu respiración despierte con conciencia, y con gratitud acoge el nuevo día con una sonrisa. En el ritual del aseo matutino, encuéntrate en el espejo, salúdate con vitalidad y deja que tu sonrisa ilumine el reflejo. Es crucial sintonizar con tus emociones a lo largo de la jornada; aunque al principio pueda parecer muy complicado, con la práctica lograrás equilibrar tu ser al reconocer y reconocerte en las emociones. Otro hábito beneficioso es regalarte amor auténtico, decirte palabras de luz, respetarte, valorarte y velar por tu propio bienestar. Con el tiempo, es esencial armonizar lo que deseas con las capacidades que realmente tienes y organizarte. Y al despedir el día, permite que tres momentos del día vengan a tu memoria, son esos por los que ha merecido la pena la jornada, agradece y deja que tu sonrisa sea la melodía que despida el día. ¿Qué te parece? ¿Se te ocurren algunos más? Pues adelante.
Al concluir una etapa, un proyecto, un curso, es fundamental evaluarnos. La autoevaluación nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre nuestra vida durante ese periodo finalizado, identificando tanto aspectos positivos como áreas de mejora. Para realizar una autoevaluación efectiva, es importante enfocarnos en los objetivos que nos planteamos al inicio. Tener un proyecto de vida es clave, ya que nos muestra nuestro punto de partida, el propósito de nuestras acciones, el proceso seguido y los resultados obtenidos. No podemos evaluar lo que no tenemos. La honestidad y objetividad son fundamentales en este ejercicio de autoevaluación.
La autoevaluación es esencial para comprobar los resultados y consecuencias de nuestras acciones de forma objetiva. «La razón de ser de la evaluación es el servir a la acción», ya que nos permite comparar si avanzamos hacia nuestros deseos y mejorar nuestro proyecto de vida. tener una visión clara de nuestros objetivos a corto, mediano y largo plazo. Es un proceso continuo que no solo se limita a momentos específicos, sino que debe integrarse en nuestra rutina diaria para mantenernos alineados con nuestras metas y valores.
Además, la autoevaluación no debería verse como un ejercicio solitario. Compartir nuestras reflexiones con personas de confianza, como mentores, amigos o colegas, puede ofrecer nuevas perspectivas y consejos constructivos que nos ayuden a crecer. La retroalimentación externa puede ser un complemento valioso a nuestra autoevaluación interna.
Es el momento de la autorreflexión y autoconocimiento, de revisar nuestro proyecto de vida antes de iniciar una nueva etapa. La autoevaluación nos permite valorar si estamos avanzando hacia nuestros deseos y si estamos satisfechos con nuestros logros. Es esencial enumerar los logros, objetivos cumplidos y obstáculos superados de manera realista.
Algunas características de una autoevaluación exitosa incluyen:
Evaluar nuestro compromiso a lo largo del proceso, considerando la responsabilidad, tiempo dedicado, recursos utilizados y logro de objetivos.
Identificar fortalezas y debilidades, reflexionando sobre logros, desafíos y áreas de mejora.
Establecer metas para crecer personal y profesionalmente, identificando áreas que requieren nuevas habilidades o mayores responsabilidades.
Reconocer nuestro estado emocional actual, siendo empáticos con nosotros mismos sin justificaciones ni culpas hacia otros.
Valorar el grado de satisfacción personal para enfocarnos en los avances y logros obtenidos.
Revisar nuestro proyecto de vida para ubicarnos en el momento actual.
Finalmente, es crucial recordar que la autoevaluación no es un fin en sí mismo, sino un medio para un fin: el crecimiento personal y profesional. Nos ayuda a adaptarnos y ser resilientes frente a los cambios y desafíos que la vida nos presenta. Al cultivar una mentalidad de crecimiento y aprendizaje continuo, nos preparamos mejor para enfrentar el futuro con confianza y determinación.
Así que, la próxima vez que concluyamos una etapa, tomemos un momento para autoevaluarnos. Reflexionar sobre nuestros logros, aprender de los errores y trazar un camino claro hacia los próximos objetivos. La autoevaluación puede ser una herramienta poderosa para transformar nuestra vida y llevarnos más cerca de nuestros sueños.
La evaluación impulsa nuestro proyecto de vida, ya que determina lo que debemos lograr y cómo, así como lo logrado y su proceso.
PROPUESTA DE TRABAJO: De entre muchas actividades para trabajar la autoevaluación, te propongo una:
La diana de la autoevaluación. Consiste en puntuar algunos aspectos de nuestro proyecto del 1 al 5 (1 indica que ha comenzado pero nada más y el 5 que se a logrado) y ver los resultados. Es una herramienta de evaluación simple que te permite ver tu propio proceso de vida. Consiste en una representación gráfica que te ayude a visualizar de manera objetiva tanto tus fortalezas como las áreas en las que puedes mejorar. Fomenta nuestra reflexión mediante un enfoque cualitativo. No se emplean criterios de evaluación, sino que se trata de una herramienta que facilita la observación desde lo emocional pero de forma objetiva.
Algunos aspectos a evaluar:
Evaluar el grado de compromiso personal
Trabajo dedicado (Tiempo y esfuerzo)
Formación permanente y recursos utilizados
Actitud ante los problemas y dificultades.
Motivación e ilusión
Esfuerzo y entrega
Interacción con otros, cooperación
Otros
Al ser una evaluación personal, necesitas especificar, concretar y explicar cada uno de los ítem de la diana antes de evaluar.
Un ejemplo de diana
Ahora te toca sacar conclusiones, revisar tus metas y objetivos, tomar decisiones y celebrar los logros y avances por muy pequeños que sean. Hazlo por escrito en el diario de sentimientos.
La respiración es un proceso automático que iniciamos al nacer y perdura hasta nuestro último aliento. Con la respiración llevamos oxígeno a todas las células de nuestro cuerpo, llevamos vida a todos los rincones de nuestro ser. ¿Puede la respiración influir en nuestro estado de ánimo y emociones? Efectivamente, no solo que influye, no si no que, cuando estamos mal, nuestra respiración también cambia. Por ese motivo tenemos que aprender a respirar, a hacerlo de manera consciente.
¿Qué es la respiración consciente?
Una de las técnicas de gestión emocional más eficaces y poderosas para afrontar algunas situaciones complejas, capaz de aportarnos bienestar emocional y mental. Es una técnica que se centra en hacer presente nuestra respiración: cómo estamos respirando y la sensación del aire que entra y sale de nuestros pulmones. Es una técnica muy sencilla que puede ayudarnos a relajarnos, concentrarnos y a regular nuestras emociones. La Respiración consciente afecta a nuestro estado de ánimo porque nos facilita gestionar adecuadamente lo que sentimos reduciendo el estrés y la ansiedad y así, nos permite actuar con más calma y serenidad ante algunas situaciones.
Ser conscientes implica asumir la responsabilidad de nuestra existencia. En la sociedad actual, estamos constantemente bombardeados con distracciones y preocupaciones que nos impiden estar verdaderamente presentes en nuestras vidas. Sin embargo, si somos conscientes asumimos la responsabilidad de nuestra existencia, nuestro ser y nuestra vida. La consciencia nos hace responsables de nuestras acciones y comprendemos su impacto en el mundo que nos rodea. Estar presentes significa estar conectados con nuestro interior y nuestro entorno de manera profunda. Ambos aspectos son cruciales para fomentar nuestro bienestar, ya que la unión entre sentimientos, cuerpo, mente y espíritu es fundamental para una vida saludable. Y la respiración consciente nos hace estar presentes.
¿ Qué beneficios puede aportarnos la respiración consciente para la salud mental y emocional?
Reducir el estrés y la ansiedad: La respiración nos ayuda a relajar nuestro cuerpo, eliminar tensiones, a conectar con nuestra mente y así poder calmarnos, serenarnos, tranquilizarnos y lograr anclarnos en el presente y afrontar el momento.
Mejorar la concentración: Nos ayuda a conectar con nosotros mismos, a vivir el momento. La respiración tiene la capacidad de enviar señales a nuestro cuerpo y mente que cambian la manera en que ambos funcionan y reaccionan. Centrar nuestra atención en la respiración nos ayudará a concentrarnos y calmar nuestros pensamientos, causantes de nuestros sentimientos.
Regular las Respuestas Emocionales: Facilita la buena gestión de nuestras reacciones ante los sentimientos y emociones que en ocasiones nos resultan abrumadoras. Lo emocional se manifiestan a través de la respiración: no respiramos igual cuando estamos alegres o tristes, con rabia o asco. Las emociones cambian la respiración y viceversa, la respiración puede cambiar las respuestas emocionales.
La práctica de la respiración consciente es simple pero muy poderosa. Tenemos que integrar esta técnica en nuestra vida diaria como un hábito más, una rutina. para logar tener un impacto positivo en nuestra salud mental y emocional. Al practicar esta técnica, no solo mejoraremos físicamente, sino también emocional y mentalmente. Recordemos, la clave está en la constancia, en practicar. Dedicar unos minutos cada día para parar, respirar, vivir y sentir.
Y ¿Qué nos enseña la respiración consciente de nuestro ser emocional en la vida?
Inhalar es recibir. Nos permite conectarnos con el mundo. Tomar el aire que nos rodea. Un significado emocional que nos indica que nos dejamos ayudar, que aceptamos lo que viene de fuera y que puede alimentarnos y hacernos el bien. Significa acogida y, al mismo tiempo, en el movimiento de aspiración, el esfuerzo que debemos hacer para recibir activamente el bien que nos rodea y que nosotros mismos atraemos. En cierto sentido, implica dos cosas: asumir que necesito algo y tomarlo. Exhalar es soltar. Nos permite descubrir que hay cosas que no nos hacen bien, que nos entorpecen y dificultan la vida. Implica soltar, aceptar que algo ya no es saludable para nosotros, que algo puede que ya no sea suficiente, puede que esté vacío y carente de sentido en nuestra vida actual. Significa vaciar los pulmones y, al mismo tiempo, en el movimiento de soltar, hay un esfuerzo que hacemos conscientemente para deshacernos de lo que ya no queremos, de lo que alejamos. Nuevamente, en cierto modo, esto implica dos cosas: asumir que hay algo que ya no necesito y aprender a dejarlo ir.
Cuando algo te duela, cuando estés triste, cuando alguien te enfade, cuando estés bien…respira
PROPUESTA DE TRABAJO: Estos son algunos ejercicios sencillos para practicar la respiración consciente:
1. Busca un lugar cómodo para sentarte o recostarte. Puede ser un lugar tranquilo en tu casa o un espacio aislado en la naturaleza.
2. Concéntrate en tu respiración. Observa como estás respirando. Siente como el aire entra y sale de tu cuerpo. Nota cómo el aire llena tus pulmones, y sale por tu boca o nariz. Simplemente observa.
4. Ahora, comienza a hacer esa respiración más lenta y pausada, sin forzar, simplemente deja que pase. Siente como cada vez es más lenta y profunda. Lleva el aire hasta el último rincón de tu cuerpo.
5. Busca tu propio ritmo de respiración lenta y profunda que que tranquilice, te serene, te calme.
6. Permanece así durante el tiempo que necesites. Practica todos los días. Abre los ojos, sonríe, desperézate, estírate y siente el momento.
6. Cuando lo necesites, vuelve a enfocarte en tu respiración consciente.
¡La fiesta más grande del año está a la vuelta de la esquina! El Carnaval es pura magia, llena de música, color y fantasía. Además, es una celebración con mucha historia y tradición, ¡una oportunidad perfecta para disfrutar! Potenciemos nuestra creatividad con disfraces originales, interpretando personajes y siempre con los demás ¡Qué fiesta tan emocionante! Así que no lo pienses más, ¡es hora de poner manos a la obra y comenzar el carnaval!
Pero, ¿Qué sucede cuando termina el carnaval y seguimos utilizando máscaras, representando personajes? Es una realidad, que por desgracia ocurre y nos ocurre ¿Es todo lo que vemos verdadero? En la mayoría de las veces nos presentamos al mundo como las personas que queremos que vean, pretendiendo que todo en nuestras vidas es perfecto. Utilizamos máscaras para ocultar nuestras debilidades y carencias, y para obtener la aprobación y aceptación de los demás y de nosotros mismos. Pero, ¿realmente necesitamos usarlas? Muchas de estas máscaras las usamos sin darnos cuenta, son casi parte de nuestra personalidad, pero no de nuestra identidad. Y cuando se rompen, descubrimos nuestro verdadero «yo», desenmascarándonos ante los demás y también ante algunos aspectos de nuestra vida que desconocíamos.
La propuesta es que en lugar de ocultar nuestros miedos y carencias detrás de nuestras máscaras, aprendamos a expresarnos con confianza y libertad, sin temor a ser vulnerables. ¿Por qué es importante ser auténtico y no usar máscaras en nuestra vida? Pero, ¿por qué creemos que tenemos que ponernos máscaras ante los demás y nos cuesta mostrar lo maravillosos que somos? Porque no dedicamos tiempo a autoconocernos, a conocer nuestros talentos, dones y capacidades que nos definen y nos hacen ser nosotros mismos. Tenemos que aprender a quitarnos las máscaras para vivir nuestras vidas con autenticidad. No hay nada más valioso que ser nosotros mismos y mostrar nuestra identidad sin ningún tipo de filtro.
A menudo, disfrazamos nuestras emociones reales detrás de una máscara, protegiéndonos de las miradas, opiniones y juicios de los demás. Es nuestra manera de ocultar nuestros verdaderos sentimientos y nuestra forma natural de comportarnos. ¡Pero no más! Es hora de que dejemos caer la máscara y dejemos que brille nuestra verdadera personalidad. ¿Qué nos frena para no quitarnos las máscaras? El miedo, por eso, el primer paso que debemos dar es entender por qué nos ponemos una máscara y comprender los miedos que hay detrás de ella. Y lo segundo es conocer las consecuencias del uso de máscaras, sobre todo emocionales, porque cuando utilizamos máscaras emocionales, nos estamos engañando al pensar que somos los personajes que representamos y perdemos nuestra verdadera esencia y debilitamos nuestro ser auténtico.
¡Es hora de quitarse la careta y dar un paso hacia la autenticidad! El camino hacia la verdadera identidad comienza por escucharnos y escuchar nuestro interior y reflexionar sobre quiénes somos. Se trata de un auténtico viaje hacia el autoconocimiento. Y cuando descubrimos a nuestro «yo» verdadero y las máscaras que lo ocultan, todo cambia drásticamente. Necesitamos permitir que nuestro «yo» se tambalee de vez en cuando para reconocernos. Ser conscientes de nuestro verdadero yo y evitar caer en una vida en la que todo es apariencia y postureo. La transformación comienza cuando buscamos nuestra verdadera identidad y, aunque pueda ser angustioso, experimentar la vida sin personajes como una oportunidad para encontrar la autenticidad y descubrir quiénes somos realmente. Aceptar nuestras emociones, pensamientos y valores es el primer paso hacia la coherencia y el final de un carnaval permanente.
Ay, no hay que llorar Que la vida es un carnaval Y es más bello vivir cantando Oh-oh-oh, ay, no hay que llorar Que la vida es un carnaval Y las penas se van cantando
PROPUESTA DE TRABAJO: ¿Cansado de llevar una máscara emocional? ¡Es hora de desenmascararnos! No nacemos con ellas, así que podemos deshacernos de ellas. ¿Cómo hacerlo? Te presento un ejercicio fácil para empezar:
Piensa en las máscaras de tu día a día. Haz una lista de todo lo que te dices en negativo o por miedo y te hace ocultarte tras esas máscaras.
¿Es verdad eso que piensas? Probablemente no. Reflexiona sobre los por qué de esas máscaras y escríbelo en tu diario de sentimientos.
Si no es verdad, pregúntate: ¿por qué llevo estas máscaras, cómo me siento? Si me quito esas máscaras ¿Qué sucederá? Probablemente comiences a vivir con autenticidad y con muchos menos miedos. Reflexiona las respuestas y ayúdate del siguiente texto:
Pero, ¡cuidado! El mayor riesgo es la reacción de los demás. Ser auténtico puede asustar a los demás o incluso no gustarles, pero también puede inspirarlos a replantear sus propias vidas. Al final, se darán cuenta de que también tienen el poder de cambiar. Puedes ser un verdadero ejemplo.
Eso sí, cuando te quites alguna máscara recuerda que es para siempre y que las máscaras son para el carnaval. Es una lucha difícil, pero lograrás ser quien eres y no la versión que el mundo quiere que seas.
En definitiva ¡Desenmascárate! Las máscaras emocionales solo nos alejan de nosotros mismos y de los demás, evitando que vivamos plenamente. Piensa en las máscaras que usas y comprométete a quitártelas. Ofrece tus fortalezas y debilidades al mundo sin vergüenza ni arrepentimiento. ¿Te atreves a hacer este ejercicio de autoconocimiento aprovechando estas fechas de carnaval?
El invierno nos invita a parar, reflexionar y descansar. Las bajas temperaturas, el mal tiempo y las largas noches nos llevan a mirar hacia nuestro interior y a buscar momentos de soledad y silencio. Durante esta temporada, es importante recuperar nuestro espacio interior y reflexionar sobre aspectos limitados de nuestro ser, como la inseguridad, la distracción o la inconstancia.
El clima puede afectar nuestro estado emocional. Es común experimentar síntomas de falta de energía o concentración. Sin embargo, podemos aprovechar el invierno para revisar nuestros objetivos y planificar cómo alcanzarlos. Recuerda que es importante dedicar tiempo a la reflexión y cuidar nuestra salud emocional siempre, pero especialmente en temporadas en las que parece que todo se ralentiza, oscurece y nos invade la melancolía.
El invierno es una época que nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre nuestras vidas, trabajos y compromisos. Es una buena época del año para la tranquilidad y el reposo, que nos permite enfocarnos en lo que realmente importa: nosotros mismos. Aunque no todos tengamos la habilidad de hacerlo, es importante tomarse el tiempo para meditar y estar en silencio. Durante el invierno, podemos aprovechar la invitación de la naturaleza para descansar, relajarnos y procesar todos los desafíos de nuestra vida. Es una oportunidad para revitalizar nuestro espíritu y nuestra pasión por la vida, para sincronizarnos con esta estación y conectarnos con la energía invernal. Reconocer el descanso como un derecho y una necesidad, en lugar de un lujo, es crucial para nuestra salud física, mental, emocional y espiritual. Es en invierno cuando podemos empezar o continuar nuestro camino hacia el silencio y la quietud, que son las formas más elevadas del descanso.
El invierno es la estación del “descenso”; pero no sólo del descenso de las temperaturas sino también del “abismamiento interior”. El invierno es la estación de la profundidad porque el dinamismo energético ocurre dentro, en lo hondo, en las profundidades de la tierra, en los espacios no visibles.
José María Toro
PROPUESTA DE TRABAJO: Aquí una sugerencia para fomentar la introspección y la calma durante el invierno: (Ayuda a tu clase, equipo, familia…a vivir el invierno)
Sigue estos consejos para cuidar tu bienestar emocional siempre, pero especialmente en invierno, es la estación en la que la naturaleza nos invita a parar:
Haz una pausa en tus actividades.
Presta atención a tu estado emocional y mental. Reconoce si alguna emoción te está afectando.
Recuerda tus metas y lo que valoras en la vida.
Dedica un momento para concentrarte en tu respiración y no actúes hasta que te sientas tranquilo, calmado.
Regresa a tus actividades diarias, pero ahora con una mente más clara.
¿Cómo afecta a nuestra vida cotidiana y diaria la inteligencia emocional? Las rutinas y costumbres que tenemos ya como un hábito de vida, nos hace acostumbrarnos a que todo sea como es y a ser como somos y no nos paramos a pensar si esta vida es la que quiero y si soy lo que quiero ser. Enfrentarnos a nuestra realidad puede ser muy duro, quizá descubramos que no nos gustamos, que lo que vemos no es lo que soñamos ser. Conocerse es la más importante y decisiva decisión que debemos tomar.
Por ese motivo, es imprescindible trabajar el autoconocimiento. Cuando nos conocemos y reconocemos tal y como somos en los diferentes ámbitos de nuestra vida cotidiana, si además sabemos cuáles son nuestras emociones y las identificamos, nos costará muy poco reconocerlas en los demás y, por consiguiente, evitar reacciones poco deseables en ciertas ocasiones en las que perdemos el control y nos generan problemas de lo más absurdos. Debemos encontrar las herramientas necesarias para reaccionar adecuadamente, convertir muchos de los momentos complicados y difíciles de nuestro quehacer diario en oportunidades para cambiar, aprender y mejorar como personas
Pero es que, además, en nuestra vida cotidiana nos encontramos con situaciones en las que, si contáramos con buenas habilidades sociales, nos diferenciaríamos mucho de los demás. Potencialmente todos contamos con estas habilidades, pero es necesario ser conscientes del impacto que tenemos en los demás y trabajara diario y con insistencia nuestro modo de relacionarnos con los demás con naturalidad y eficacia poniéndolo en práctica.
Seamos conscientes que cambiar hábitos es complicado y costoso pero no imposible. Tenemos que tener muy claro que queremos cambiarlos porque nuestra vida mejoraría con ello. Es recomendable que hagamos una lista razonable de los hábitos que queremos cambiar, los que queremos introducir o de aquellos que nos gustaría seguir mejorando. Uno a uno y sin prisa, para evitar muchas frustraciones por querer cambiar mucho y rápido. Mejor empecemos con un par de hábitos, los que creemos que serán más fáciles de cambiar y los vamos incorporando de forma progresiva: uno nuevo cada semana, cada quincena, o cada mes, dependiendo del tipo de hábito o de las prioridades.
Decía Aristóteles que somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito. Por tanto, nuestros hábitos, malos o buenos, nos definen.
PROPUESTA DE TRABAJO: Te invito a realizar varias tareas, rutinas que te ayuden a vivir el día a día con serenidad y crecimiento personal
Durante un tiempo, anota utilizando el diario de sentimientos, todo lo que vives en el día. Fíjate minuciosamente en cada uno de los momentos del día, en tus reacciones y actitudes, pensamientos y sentimientos, etc. y pregúntate: “¿Quién soy?”“¿Cómo soy?” Y si no te gusta lo que ves, cambia
Otra actividad que te ayudará a mejorar es el responder a esta pregunta cada vez que te enfrentes a una situación complicada ¿Qué comportamientos, acciones tengo en esos momentos? y observa, sobre todo, las consecuencias. Posiblemente los resultados no son los que tú deseas. Pues bien, ¿Qué puedes hacer? Lo principal es que quieras verdaderamente cambiar esa situación; busca la motivación, el para qué deseo que eso cambie desde otra perspectiva y buscar las herramientas que mejor te funcionen y que vas a hacer la próxima vez: ¿Qué vas a hacer corporalmente?¿En qué vas a centrar tu atención, tus pensamientos?¿Cómo te vas a expresar y qué vas a hacer de manera diferente?
Por ultimo, e invito a reflexionar sobre cómo te manejas con tus habilidades sociales en tu vida de cada día, en lo cotidiano y habitual: Escuchar, ser amable, respeto a las opiniones, comprensión, paciencia, proximidad, atención, empatía, autenticidad, etc. Haz una buena reflexión y mira en si tienes que mejorar o cambiar algunos hábitos y costumbres.
Algunas herramientas emocionales que nos pueden ayudar estos días y siempre son las que tienen que ver con el silencio. Contamos con tiempos, épocas, fiestas…que se prestan a hacer silencio, exterior, pero sobre todo interior. Es bastante difícil mantener silencio en nuestras vidas, ni siquiera para los que en algún momento de nuestra vida nos ha tocado estar solos . El silencio tiene muy mala fama y lo consideramos incluso incómodo; y no debería ser así. Necesitamos el silencio para aprender a vivir, sentir y valorar nuestra vida. En un mundo lleno de ruido y distracciones, nuestro cerebro y nuestra vida se llenan de ellos y no nos permitimos comprobar los beneficios que obtendremos si somos capaces de silenciar nuestros pensamientos y sentimientos y descansar, eliminar tensiones, tranquilizar nuestra mente, estar atentos a lo importante, ser conscientes o simplemente estar presentes.
Aprender a mirar y mirarnos desde el silencio y en silencio es una tarea para toda la vida y para cada uno de nuestros días, es conectar con la brújula interior que nos orienta y facilita nuestro ser en el aquí y el ahora. En silencio descubrimos lo esencial y lo que realmente merece la pena. Guardemos silencio.
COMENZAMOS: Nuestro reto es descubrir la forma de permanecer en silencio interior. Callar y escuchar, sentir y descansar. Tenemos que preparar un lugar, un espacio en casa, será nuestro rincón del silencio al que iremos cada vez que necesitemos parar, callar, descansar. Decora el lugar de manera acogedora y cómoda, con velas, cojines, etc. Te ofrezco estas herramientas para trabajar el silencio:
1º Ya lo conocemos, es la técnica de relajación concentración que planteé hace unos días y que es la actividad 1 de mis manuales emocionales. En esta ocasión, sigamos estos pasos, si lo hacemos con otros, uno puede hacer de guía del ejercicio, pero realmente lo importante es hacer silencio.
Vas a intentar hacer silencio durante al menos 15 minutos disfrutando al máximo del momento. Si lo hacemos con los más pequeños comenzar por unos pocos minutos y con el tiempo ir aumentado el tiempo.
Comienza sintiendo la respiración y haciéndola cada vez más lenta, profunda y tranquila.
Una vez sereno y relajado, sé consciente de tu postura, de tu cuerpo, recorre con la mente cada una de las partes de tu cuerpo comenzando por la cabeza.
Lento y sin agobio, sin tensión, guarda silencio; escucha a tu cuerpo, a tu mente y a tu corazón. Disfruta en SILENCIO..
2º El juego del silencio. Consiste en pintar mandalas. Buscamos diferentes mandalas y vamos a dedicar un buen rato (Entre 15 y 20 minutos) a, en total silencio, pintar y decorar un mandala. Seamos totalmente conscientes del momento, de los sonidos, del espacio y el entorno…disfrutar del silencio. El juego consiste en ver quién aguanta más tiempo en silencio, si lo hacemos solos poner un tiempo y repetir tantas veces como sea quiera. Si lo hacemos con otros, en total silencio y por turnos vamos pasando un mandala para que uno lo pinte durante un minuto y se pasa al siguiente, el resto observan en silencio. Sentir el silencio. Colocamos los mandalas en lugares visibles para recordar la importancia del SILENCIO.
3º Para los que celebramos y vivimos la Semana Santa, dediquemos algunos ratos a lo largo del día para:
Hacemos la propuesta primera de relajación.
Una vez tranquilos y seremos, vamos a meditar sobre el sentido del día con la ayuda de las lecturas o algunas reflexiones que podemos encontrar y después hacer SILENCIO.
Leer el Evangelio del día y hacer SILENCIO.
Hacer oración-contemplación en total silencio frente a una Cruz o imagen y hacer SILENCIO.
Cualquier otra actividad que nos ayude a estar en silencio y a hacer SILENCIO.
Lo verdaderamente importante es VIVIR y SENTIR el SILENCIO para ser y estar mejor. Que no nos de miedo, el silencio es reparador y necesario en nuestras vidas. Busquemos tiempos, espacios y momentos a lo largo de estos días para estar en SILENCIO.
Cuanto más aprendamos a estar en silencio, menos serán los ruidos que nos alejen de nuestra felicidad.
Parar es una necesidad vital. ¿Para qué parar? Para descansar, mirar y mirarnos, contemplar, reflexionar y decidir… para preguntarnos por dónde vamos, cómo vamos y para qué vamos. Parar para entender y comprender, para mirarnos y mirar el cómo estamos, cómo nos sentimos y decidir. No se trata de desconectar, sino de dedicarnos un tiempo para nosotros mismos. Al contrario, nos ayudará a conectar con nuestro yo más profundo y a descubrirnos.
El silencio, junto con la respiración consciente, son dos herramientas con las que contamos para aprender a parar y simplemente ser estando.
La mejor forma de prevenir sentimientos o pensamientos negativos es la “meditación”, porque disminuye nuestra ansiedad y estrés ante los acontecimientos. Cuando hablamos de meditar no tiene por qué ser esa forma oriental de trascendencia e incluso abandono. No, hablamos de algo más sencillo y simple: parar y respirar correctamente; dejar que nuestro cuerpo, mente y sentimientos se serenen y tranquilicen. Se trata de vivir el momento y ser conscientes de nuestro ser.
COMENZAMOS: A lo largo de estos días busca un espacio, un tiempo, un lugar para parar, descansar y simplemente estar. Lo podemos hacer solos o con otros y que alguien dirija el ejercicio.
Tenemos que querer realizar esta actividad, desear parar y simplemente respirar. Si lo vamos a hacer con otros tenemos que pedirles que lo hagan lo mejor posible. Se aprende haciendo, practicando y con el tiempo. Paciencia y más paciencia.
Acomoda un lugar en tu casa con alfombras, velas, cojines, etc. y si no es posible, decora un poco el espacio y lo realizas sentado en un silla.
Con música de relax o sin música, sentados o tumbados colocamos las plantas de los pies bien pegados al suelo, son nuestra toma de tierra. Espalda recta, cuello sin tensión y mandíbula inferior suelta para que la lengua se coloque en el interior de nuestra boca sin tensión. Cerramos lo ojos y sin prisa, sin agobio comenzamos a ser conscientes de nuestra respiración para hacerla poco a poco más lenta y profunda, que nos tranquilice y serene. Dedica el tiempo que necesites.
Colocamos los codos pegados al cuerpo y ponemos las palmas de las manos una frente a la otra como si sujetáramos un balón. Las manos sin tensión. En el caso de estar tumbados lo mismo, pero con los codos en el suelo. Nos concentramos en el punto central de la palma de las manos durante un buen rato sintiendo ese punto central y muy despacio, sin apenas movimiento iremos acercando las manos hacia nuestro pecho, nuestro corazón. Cuando lleguemos simplemente nos quedamos, disfrutamos del momento, de la paz y la quietud. Y descansa, goza del instante, del momento.
Nos estiramos, desperezamos, bostezamos y abrimos los ojos. Es el momento para hacer el diario de sentimientos ¿Cómo estoy? ¿cómo me siento? ¿Qué puedo hacer? ¿Qué necesito?….y todas las cuestiones que desees escribir y describir. Podemos decorar el diario con dibujos, emijis, etc y si lo hacemos con otros, compartir algunas de las cosas que hemos escrito.
A practicar y a vivir con intensidad estos momentos de parar y respirar.
Respirar, lenta y profundamente, ser conscientes de nuestra vida, nuestros sentimientos y pensamientos. Parar y sentir
Como dice mi gran mentor José Mª Toro, nos han secuestrado el descanso. Y es cierto, incluso en nuestros periodos de descanso y vacacionales nos llenamos de tareas y actividades que no nos facilitan vivir y, sobre todo, disfrutar de un tiempo para nosotros mismos en el que hacer aquello que realmente nos hace ser y estar bien.
El descanso real siempre es un volver sobre uno mismo y recuperarse, es decir, recuperar el ser
«Descanser, descansar para ser» José Mª Toro (2010)
Descansar se convierte para nosotros en una necesidad vital para poder ser y estar bien. Las vacaciones son un espacio privilegiado para dedicar tiempo a nuestro SER desde la vivencia de lo emocional. Salimos del estrés, de la rutina del día a día y esto nos facilita dedicar tiempo a nosotros mismos y a los demás. Un sinfín de actividades que nos ayudan a crecer emocionalmente y como personas para ese encuentro personal con nuestra esencia en el que descubriremos si realmente somos quienes queremos ser. Descansar, contemplar, aprender… Dedicar tiempo a sentir y desconectar de aquello que nos distrae, confunde y agota. No perdamos ni una sola oportunidad de las vacaciones para sentir con fuerza y gozar de cada uno de los regalos que nos ofrece la vida y, así, regresar con energía renovada, alegría contagiosa y mucho optimismo.
En vacaciones comparte, sal, ríe, contempla, descansa, disfruta, viaja, pero, sobre todo, vive sintiendo.
Más emociones creativas (Prácticas 43)
PROPUESTA DE TRABAJO Propongo una actividad que ya trabajamos pero adaptada a este tiempo de descanso. Se trata de un diario de sentimientos vacacional.
Prepara un cuaderno y decóralo como tu diario de vacaciones. A lo largo de la actividad podrás ir incorporando tantas cosas como quieras en el diario: fotos, tiques, postales, recortes de prensa, flores…
Muy importante poner siempre la fecha y si es posible la hora o momento de la jornada. El objetivo de esta actividad es ser conscientes de cada momento y vivirlo con todo nuestro ser.
Comienza por los preparativos, los planes de vacaciones, todo lo que has hecho o estás haciendo para planificar tu tiempo de vacaciones y termina con una reflexión con las preguntas ¿Con qué me quedo de este tiempo? ¿Qué he me llevo?
Cada vivencia, aventura, acontecimiento, etc. lo reflejarás en el diario, por muy insignificante que te parezca.
Sé lo más creativo y original que puedas. Dibuja, haz mapas mentales, rótulos bonitos, mucho color y, sobre todo, imaginación. No se trata de una tarea cualquiera, es tu álbum de emociones, experiencias, aprendizajes, etc. de tus vacaciones.
Al final de tus vacaciones, relee y revive todo lo que has expresado en el diario y, a modo de resumen o titular, saca tus propias conclusiones de este tiempo.
NOTA: Puedes utilizar el formato digital si tienes Tablet u otro dispositivo móvil. De este modo lo puedes compartir con otros e incorporar fotos.