La Inteligencia Emocional: Clave para el pleno desarrollo personal en el ámbito educativo

La inteligencia emocional es esencial para el desarrollo completo de las personas y una educación integral, ya que abarca la capacidad de identificar, entender y manejar tanto nuestras propias emociones como las de los demás. Desde un enfoque científico, respaldado por estudios en neurociencia y psicología, se ha comprobado que la inteligencia emocional está íntimamente ligada al bienestar emocional, la toma de decisiones, las relaciones interpersonales y el rendimiento académico.

Este concepto se ha convertido en un pilar esencial en el ámbito educativo, ya que no solo se refiere a la capacidad de gestionar nuestras emociones, sino también a la habilidad de comprender y relacionarse con las emociones ajenas. En un mundo cada vez más interconectado y complejo, la inteligencia emocional se erige como una herramienta crucial para el desarrollo integral del alumnado.

Diversos estudios han evidenciado que las habilidades emocionales son vitales para regular el estrés, mejorar la concentración y fomentar un ambiente escolar positivo. Promover la inteligencia emocional en el ámbito educativo no solo fortalece la salud mental de los estudiantes, sino que también potencia su capacidad de aprendizaje, dotándolos de herramientas para enfrentar adversidades de manera más efectiva.

La educación debe centrarse no solo en la adquisición de conocimientos académicos, sino también en el desarrollo de habilidades emocionales. La inteligencia emocional en el sistema educativo puede:

  • Mejorar el rendimiento académico: Los estudiantes con alta inteligencia emocional suelen obtener mejores resultados académicos, ya que manejan el estrés y la ansiedad de forma más efectiva.
  • Fomentar un ambiente positivo: La empatía y las habilidades sociales contribuyen a crear un entorno de aprendizaje colaborativo y respetuoso.
  • Preparar para el futuro: Las habilidades emocionales son cada vez más valoradas en el ámbito laboral, y los estudiantes que las desarrollan están mejor equipados para enfrentar los desafíos profesionales.

La inteligencia emocional es una competencia esencial para los docentes en la actualidad. Al cultivar estas habilidades, los educadores no solo mejoran su bienestar personal y su capacidad para afrontar desafíos, sino que también contribuyen significativamente al crecimiento y desarrollo integral de su alumnado. La educación emocional es, sin duda, la base para un aprendizaje significativo y transformador.

Integrar la inteligencia emocional en el currículo escolar no solo prepara a los estudiantes para el éxito académico, sino que también les proporciona las herramientas necesarias para convertirse en individuos emocionalmente saludables y socialmente responsables. Al incorporar este enfoque en el currículo y ofrecer oportunidades para su práctica, se contribuye de manera significativa al desarrollo integral de los estudiantes, preparándolos para enfrentar los desafíos de la vida de forma más equilibrada y satisfactoria.

Cuanto más abiertos estemos a nuestros propios sentimientos, mejor podremos leer los de los demás

PROPUESTA DE TRABAJO: Para cultivar la inteligencia emocional en el aula, tanto docentes como alumnado podemos implementar diversas estrategias prácticas. Algunas de ellas son:

  1. Práctica de relajación, concentración: Realizar ejercicios de relajación que promuevan la conciencia emocional y la autorregulación.
  2. Actividades de inteligencia emocional: Incorporar juegos, dinámicas y simulaciones que fomenten la empatía, la resolución de conflictos y la comunicación asertiva.
  3. Diario de emociones: Animar al alumnado a mantener un diario de sentimientos donde puedan expresar y reflexionar sobre sus emociones diarias.
  4. Habilidades sociales: Promover la cooperación, el trabajo en equipo y la comunicación efectiva a través de proyectos colaborativos.
  5. Retroalimentación constructiva: Enseñar a dar y recibir comentarios de manera constructiva para incentivar el crecimiento personal y la mejora continua.

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LOS LIBROS DEL PROYECTO PEDROLUPI

¿Te gustaría fortalecer tus habilidades emocionales tanto a nivel personal como profesional? Te ofrezco cinco manuales de educación emocional resultado del trabajo emocional durante dos décadas y que podría ser la respuesta perfecta para ti. Libros publicados por la editorial PPC.

«Emociones creativas» se compone de tres manuales llenos de actividades y prácticas diseñadas para mejorar nuestras habilidades emocionales. Basados en los cinco pilares de la inteligencia emocional de Daniel Goleman, unos recursos invaluables tanto para la vida personal como profesional.

«Aprendiendo a sentir» y su «Cuaderno de bitácora», diseñados para preadolescentes, adolescentes y para adultos. Estos manuales son una joya para cualquier persona interesada en mejorar su competencia emocional. Con herramientas prácticas, para aumentar la conciencia emocional y mejorar nuestras relaciones personales y laborales.

El primero es una exploración de nuestro ser emocional desde un enfoque práctico y experiencial a través de las seis emociones básicas según Paul Ekman: alegría, tristeza, miedo, ira, sorpresa y asco.

✔ Para conocer y gestionar estas emociones y lograr nuestro bienestar emocional. Terminando con el amor, que no solo es una emoción, sino una fuerza transformadora capaz de motivar y llevar a la acción.

✔ Este proyecto muestra cómo el amor puede generar cambios positivos, mejorando nuestras vidas y nuestro entorno.

✔ El segundo es el cuaderno de trabajo para realizar todas las actividades y trabajos sugeridos para adquirir algunas habilidades emocionales que nos hagan un poco más competentes emocionales.

✔ Ambos son un gran proyecto de educación emocional de centro, un buen plan de acción tutorial.

✅ Te invito a aplicar estos proyectos de educación emocional creativa, especialmente en el ámbito educativo, pero siempre trabajados, vivenciados y practicados en primera persona.

✅ Implementar estas prácticas no solo nos beneficia como persona, sino que también contribuye a un cambio positivo en el mundo, creando modelos y personas valientes dispuestas a cambiar desde el corazón.

¡Únete a esta revolución emocional y transforma tu vida y la de los demás!

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EL PODER DE UNA SONRISA

La sonrisa es una de las formas más universales y simples para comunicar emociones, siendo un símbolo universal de alegría, amistad y cordialidad. No solo es una manera de expresar sentimientos, sino que también influye de manera significativa en nuestro bienestar y salud emocional. Sonreír es una respuesta instintiva que nos identifica como seres humanos, mostrando alegría, aunque, a veces, esa risa es nerviosa en situaciones de vergüenza, ansiedad o incomodidad. En este momento no nos enfocaremos en ese tema.

En múltiples ocasiones hemos visto la relación entre nuestro ser cuerpo, mente, sentimientos y espíritu. Cuando sonreímos, nuestro cerebro envía señales al cuerpo que provocan respuestas automáticas, generando sensaciones de felicidad y optimismo. La simple acción de sonreír libera endorfinas, serotonina y otros componentes que nos proporcionan una sensación de bienestar en todas las dimensiones de nuestro ser.

La sonrisa es un gran indicador para determinar si le agradamos a alguien, ya que nos revela una sonrisa auténtica, coherente con otras señales verbales y no verbales, lo cual facilitará la interacción (si nos interesa). También nos puede ayudar a suavizar un rechazo. Sonreír nos conecta con los demás. Es muy importante destacar que nos referimos a sonrisas verdaderas, no a las falsas, que suelen ser percibidas como insinceras y nos proporcionan muchas pistas sobre la persona con la que estamos interactuando.

Al sonreír, demostramos confianza y abrimos puertas a relaciones interpersonales, lo que genera confianza y propicia que otros se acerquen a nosotros. Cuando alguien ve una sonrisa, es más probable que responda de la misma manera y se acerque. Esta reacción natural proporciona bienestar, felicidad y optimismo, lo que facilita la creación y mantenimiento de nuestras relaciones sociales. Algunos estudios indican que las personas que sonríen proyectan una imagen más amable, educada y competente. Además, se ha observado que quienes sonríen suelen ser más productivos en el trabajo.

En nuestra rutina diaria, es importante regalar sonrisas, los resultados son prácticamente instantáneos, infalibles y realmente mágicos. Las emociones positivas que generamos se expanden a nuestro entorno.

Pero es que además, sonreír, contribuye al crecimiento de nuestra autoestima y nos ayuda a mantener una mentalidad positiva, lo cual, con el tiempo, nos aportar beneficios para nuestra salud. Beneficios que la ciencia está descubriendo. Tales como: su capacidad para reducir el estrés, combatir la depresión y mantener una actitud positiva frente a las enfermedades. Una sonrisa tiene el poder de ayudarnos a superar momentos difíciles, dándonos la fuerza y motivación necesarias para seguir adelante. Al mismo tiempo, nos aleja de la negatividad que generan los problemas, permitiéndonos cambiar nuestra perspectiva y enfrentar el día a día y los desafíos con una actitud más positiva.

Para experimentar los beneficios de sonreír, intentemos hacerlo de forma consciente al menos 5 veces al día y en distintos momentos.

  • Cuando nos sintamos mal, sonreír puede ser de gran ayuda, ya que este simple gesto comienza a generar emociones positivas en nuestro cerebro. No obstante, es importante recordar que debemos afrontar siempre nuestros problemas, pero hacerlo con una sonrisa puede hacerlo más llevadero.
  • Ayudar a alguien con una sonrisa verdadera puede ser un excelente medio para fortalecer nuestros lazos sociales.
  • Si notamos que estamos perdiendo nuestra vitalidad, es fundamental sonreír y colaborar con otros para contagiar esa alegría.

¿Por qué es importante sonreír? La sonrisa no solo mejora el estado de ánimo, sino que también ayuda al cuerpo a liberar cortisol y endorfinas, lo que conlleva diversos beneficios para la salud, como: Reducción de la presión arterial, aumento de la resistencia, reducción del dolor, reducción del estrés, sistema inmunológico fortalecido, etc.

En resumen, sonreír es una acción simple pero poderosa que puede tener un impacto significativo en nuestro bienestar. Es esencial que seamos conscientes de cuánto sonreímos y esforzarnos por hacerlo más a menudo, ya que esto puede beneficiar nuestras relaciones sociales, nuestro estado de ánimo y nuestra salud emocional. Además, sonreír puede fomentar un ambiente laboral más positivo y aumentar nuestra productividad en el trabajo.

La próxima vez que sientas una sonrisa asomando, no lo reprimas, deja que salga y sonríe. Una sonrisa ilumina el mundo

PROPUESTA DE TRABAJO: ¿Eres una persona risueña? Investiga lo que dicen quienes te rodean. Este será primera actividad que te propongo. Recuerda que la sonrisa se puede “crear”. Podemos aprender a sonreír y forzar una sonrisa, para aprovecharnos de todos sus beneficios. Te propongo tres recursos para practicar:

  • Busca un lápiz de madera y póntelo entre los dientes, y estate con él puesto durante al menos cinco minutos. Al hacer esto estarás activando los músculos de tu cara de la sonrisa. Si además hablas, mejorará tu dicción.
  • Ponte delante del espejo y sonríete durante al menos cinco minutos. Ensaya distintas sonrisas, hasta que encuentres una con la que te sientas bien. Si lo haces por la mañana empezaras además el día con muy buen humor. La persona más importan te de tu vida eres tú, que mejor que darte los buenos días con una buena sonrisa.
  • Sonríe cuando no hables. Sé consciente de que está pasando con tu sonrisa cuando estás con alguien y aprende a sonreír con naturalidad. A ver qué pasa.

Que estas propuestas sean como un entrenamiento de tu bienestar y notes si realmente sonreír mejora tu vida. Yo hace tiempo que lo hago y los resultados son increíbles. Recuerda, ante la duda, una sonrisa

Otras propuestas de trabajo ENLACE

SONREÍR

INTELIGENCIA EMOCIONAL PARA LA VIDA DIARIA

¿Para la vida diaria? ¡Así es! La Inteligencia Emocional es esencial en todos los aspectos de la vida. Recordemos que su objetivo principal es promover nuestro bienestar personal y social todos los días. Sin embargo, trabajar el bienestar implica también lidiar con lo opuesto: el malestar. Es natural experimentar emociones negativas como miedo, ira, tristeza, frustración, dolor, enfermedad o la pérdida de seres queridos. Si desarrollamos las habilidades emocionales necesarias, estaremos más preparados para enfrentar los desafíos que la vida nos presente. Una persona con una sólida Inteligencia Emocional disfrutará más cada momento y gestionará de manera efectiva sus emociones en tiempos difíciles, tomando decisiones adecuadas y actuando con determinación.

La inteligencia emocional no es una habilidad exclusiva de algunas personas ni está determinada por la genética, sino que todos tenemos la capacidad de desarrollarla. La clave está en dirigir nuestra atención hacia nuestro interior y ser conscientes de nuestras emociones y pensamientos, este es el primer paso para aprender a gestionar nuestras emociones a la hora de tomar decisiones y ponernos en acción.

Para integrar la Inteligencia Emocional en la vida cotidiana, es fundamental aprender técnicas de autoconocimiento y autoobservación como punto de partida. De esta manera, podremos gestionar mucho mejor lo que sentimos, reducir el estrés y la ansiedad, y fomentar la comunicación asertiva y la empatía, también hacia nosotros mismos.

Alcanzar un alto nivel de inteligencia emocional no solo resulta beneficioso a nivel personal, sino también en nuestro entorno, permitiéndonos resolver conflictos con las habilidades necesarias para disfrutar de una vida plena y, al mismo tiempo, mantener relaciones saludables.

¿Cómo podemos lograr esto? La aplicación de la Inteligencia Emocional en nuestra vida implica varios pasos que debemos seguir uno a uno con paciencia, constancia y mucha, mucha práctica.

Primer paso: Observar: ¿Qué siento? ¿Cómo me siento? Reconocer nuestras emociones es la base de la conciencia emocional y fundamental para nuestro proceso de crecimiento emocional. Es importante estar atentos a lo que sentimos. Aprender a observarnos y conocernos mejor, ya que, a pesar de estar todo el día con nosotros mismos, a veces nos cuesta identificar ciertas emociones o preferimos evitar hacerlo por temor a sentirnos mal. Además, las emociones suelen venir mezcladas y nos resulta difícil de distinguirlas. Por eso, es crucial aprender a observarnos con sinceridad y sin prejuicios para poder afrontar nuestras emociones. Nos equivocaremos muchas veces, pero eso es parte del proceso. Podemos emplear diversas técnicas, como llevar un diario de emociones o practicar ejercicios de relajación y concentración, para ser conscientes de nuestras emociones.

Segundo paso: Comprender: ¿Cómo nos afecta lo que estamos sintiendo? ¿Cómo impacta en nuestro entorno? ¿Cómo influyen las emociones en nosotros y cómo las circunstancias afectan nuestra forma de sentir? Existe una relación recíproca entre emociones y situaciones, se influyen mutuamente. Entender nuestra dimensión emocional es muy beneficioso. Porque cuando comprendemos que las emociones están para ayudarnos en la vida podremos entender el por qué experimentamos ansiedad, miedo, alegría, vergüenza, entre otros, y en qué contextos nos sucede. Así, podremos anticiparnos y utilizarlo como un medio que suavice una emoción más intensa.

El tercer paso: Gestionar: ¿Cómo gestionamos lo que estamos sintiendo? Aquí nos adentramos en el núcleo de la cuestión, ¿Cómo reaccionamos a lo que estamos sintiendo? Si logramos ser conscientes de nuestras emociones y entender cómo nos afectan y cuándo, esto nos ayudará a gestionar mucho mejor nuestras emociones en nuestra rutina diaria. En este punto, el término «gestionar» es fundamental. Otros términos como «controlar» no son apropiados, ya que implican que debemos evitar ciertas emociones a toda costa o incluso ocultarlas. Un ejemplo claro es el miedo. Si, por ejemplo, estamos a la espera de una entrevista de trabajo y nos proponemos evitar sentir miedo a toda costa, esto provocará el efecto contrario y generará aún más surgiendo la ansiedad. En cambio, si aceptamos la posibilidad de sentir miedo, esta sensación puede surgir, pero a un nivel más bajo, e incluso podemos aprovechar sus beneficios para mejorar nuestro desempeño, ya que nos permitirá movilizar nuestros recursos y hacer frente al acontecimiento.

En definitiva, a medida que seamos más conscientes de nuestras emociones, será más sencillo elegir nuestras acciones de manera más apropiada en cada situación, aprendiendo a utilizar nuestras emociones y sentimientos en nuestro beneficio. Con el tiempo, dejaremos de actuar de forma automática y seremos más conscientes de lo que sentimos y cómo nos afecta. En caso de cometer errores, algo común en medio del ajetreo diario, es importante ser compasivos con nosotros mismos. Lo fundamental es extraer lecciones de esas experiencias para mejorar nuestra gestión emocional gradualmente. No debemos culparnos por lo que sentimos, pero sí asumir la responsabilidad de nuestras acciones al respecto.

Tenemos dos vidas. La segunda empieza cuando nos damos cuenta de que solo tenemos una

PROPUESTA DE TRABAJO: La Inteligencia Emocional no solo mejora nuestro bienestar personal, sino también nuestras relaciones, permitiéndonos resolver conflictos y mantener relaciones saludables. Te propongo algunas ideas para mejorar tu Inteligencia Emocional en la rutina diaria:

  1. Expresa tus emociones durante el día para ganar perspectiva y aligerar tu carga emocional. Habla con alguien de confianza o emplea métodos creativos como escribir en tu diario de sentimientos.
  2. Cuida tu bienestar físico ya que la salud mental, emocional, espiritual y física están interconectadas. Dormir adecuadamente, hacer ejercicio, alimentarte conscientemente y mantenerte hidratado son fundamentales para tu bienestar. Diseña un plan de autocuidado con acciones concretas y alcanzables.
  3. Evalúa tus relaciones y elige aquellas que te aporten calma y bienestar. Rodéate de personas con las que puedas compartir tu vida y experiencias. Estas son tus personas vitales. Encuentra momentos para conectar con ellos.
  4. Establece límites saludables al identificar tus necesidades y aprender a defenderlas. Reconoce tus límites, hasta dónde puedes llegar y cómo hacerlo. Establecer límites es un acto de amor propio, de respeto y valoración hacia ti mismo.
  5. Dedica tiempo a ti mismo ya que eres una prioridad. La soledad puede ser una oportunidad para conocerte mejor, reflexionar y descansar. Encuentra momentos a lo largo del día para actividades como meditar, escuchar música y reflexionar con preguntas como ¿Cómo me siento? ¿Qué necesito? ¿Qué puedo hacer?
  6. Acepta tus errores al identificar la intención detrás de tus acciones para liberarte de la culpa y asumir la responsabilidad. Los errores son oportunidades de aprendizaje que nos permiten corregir y crecer.
  7. Introduce cambios en tu rutina diaria para evitar caer en patrones repetitivos. Descubre nuevos lugares, prueba actividades diferentes y varía tus rutinas para mantener la novedad en tu día a día.
  8. Presta atención a dónde diriges tu energía a lo largo del día. Enfocarte en lo positivo fortalece los aspectos de tu vida que te hacen vivir el presente. Reconoce lo bueno que tienes cada día y antes de dormir elige tres eventos que hayan hecho que el día valiera la pena.
  9. Permítete sentir y escucha tus emociones sin juzgarlas. La alegría, la ira, el miedo, la sorpresa, el asco y la tristeza son emociones vitales que cumplen funciones importantes en nuestra supervivencia y trascendencia.

«Pequeñas acciones diarias para mejorar nuestra salud emocional y bienestar personal»
Aquí te ofrezco algunas recomendaciones para cuidar tu bienestar personal y emocional en tu día a día: Al despertar, deja que tu respiración despierte con conciencia, y con gratitud acoge el nuevo día con una sonrisa. En el ritual del aseo matutino, encuéntrate en el espejo, salúdate con vitalidad y deja que tu sonrisa ilumine el reflejo. Es crucial sintonizar con tus emociones a lo largo de la jornada; aunque al principio pueda parecer muy complicado, con la práctica lograrás equilibrar tu ser al reconocer y reconocerte en las emociones. Otro hábito beneficioso es regalarte amor auténtico, decirte palabras de luz, respetarte, valorarte y velar por tu propio bienestar. Con el tiempo, es esencial armonizar lo que deseas con las capacidades que realmente tienes y organizarte. Y al despedir el día, permite que tres momentos del día vengan a tu memoria, son esos por los que ha merecido la pena la jornada, agradece y deja que tu sonrisa sea la melodía que despida el día. ¿Qué te parece? ¿Se te ocurren algunos más? Pues adelante.

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LA MAGIA DE CONECTAR CORAZONES

La empatía se podía definir como la capacidad que tiene una persona para ponerse en el lugar de otra. Es decir, para entender su situación y los sentimientos que está viviendo. Por eso, ser empático no es nada sencillo. Lo primero que tenemos que entender es que si yo no soy capaz de reconocer mis emociones, si no soy consciente de mis pensamientos, etc. difícilmente podré empatizar. La empatía es también una habilidad poderosa que nos permite construir relaciones más profundas, fomentar la conexión comunitaria y mejorar nuestro bienestar emocional. Para fortalecer esta habilidad, es importante practicar la escucha activa, reconocer las emociones propias y ajenas, ser tolerante y comprensivo, cultivar la empatía en todas las áreas de la vida y realizar actos de bondad y generosidad. Al hacerlo, podremos mejorar nuestra capacidad empática y contribuir a la creación de un mundo más tolerante y comprensivo.

Solemos ser , normalmente, simpáticos, compasivos…pero no empáticos. La empatía es como el arte de ser un explorador de sentimientos, ¡un aventurero de corazones! Implica ponerte en los zapatos de los demás, interpretando sus emociones, pensamientos y circunstancias. Después, conviertes esas pistas en acciones con el objetivo de lograr comprender al otro. Es como ser un guía que, desde la comprensión, acompaña a los demás. Porque la empatía supone el ponernos en la situación de la otra persona con el fin de comprenderla. Por eso, requiere que seamos muy respetuosos y tolerantes respetando las decisiones de los demás, aunque nosotros no hubiésemos tomado esas mismas decisiones. Se trata de apoyar, acompañar, respetar y comprender. Entender que cada persona somos diferentes y tenemos unas necesidades acordes a las circunstancias de cada uno.

¿Cómo es y actúa una persona empática?

  • Con el corazón y la mente siempre abiertos que le permite entender las emocionales que generan algunas situaciones en nuestra vida.
  • Entienden (aunque no tienen por que estar de acuerdo) el motivo que lleva a la otra persona a reaccionar tal y como lo hace, intentando comprender el verdadero motivo por lo que la otra persona se siente así, lo que está viviendo, etc.
  • Acompañan desde el corazón a las personas están experimentando un episodio difícil. complicado, injusto… y son capaces de vislumbrar lo que necesitan en ese momento.
  • Calman, sosiegan y acompañan. Rara vez aconsejan, porque saben que ellos no es tienen la solución.
  • Su empatía viene de sus propias experiencias vividas y sentidas a lo largo de su vida. Hablan desde lo que ya han sentido.
  • Son personas humildes y compasivas.

Una de las principales ventajas de practicar la empatía es que comprendemos las razones que hay detrás de ciertos comportamientos que a veces nos resultan desconcertantes. Al hacerlo, podemos percibir que la hostilidad, falta de interés, desgana… de algunas personas en realidad es miedo e inseguridad, y que la aparente fragilidad de otros revela humildad y timidez. Y es que, la empatía tiene el poder de transformar las relaciones humanas. Al mostrar un interés por los demás y comprender lo que sienten, se fomenta la confianza y el respeto mutuo. Esta cualidad brinda la posibilidad de crecer y aprender a nivel personal, que en la vida nos encontramos con diferentes perspectivas y vivencias que enriquecen nuestra visión del mundo.

En las relaciones interpersonales, es crucial distinguir entre ser empático y ser simpático. Ser empático implica comprender a fondo los sentimientos y perspectivas de los demás, mientras que ser simpático se refiere a ser amable y agradable. Aunque ambas cualidades son positivas en las relaciones, es fundamental encontrar un equilibrio entre ambas para establecer relaciones saludables y significativas. Esta armonía nos permite cultivar conexiones que fomentan nuestro crecimiento personal y desarrollo personal.

La empatía crea una sensación de cercanía con quienes nos rodean, fortaleciendo la confianza en relaciones personales y profesionales. Además, aporta credibilidad y bienestar. Aunque implica alejarse un poco de nosotros, es crucial empezar practicando la empatía hacia uno mismo, ya que a menudo descuidamos nuestras propias necesidades y nos enfrentamos al agotamiento emocional. Concluimos, los beneficios de cultivar la empatía son incalculables y recordemos que la empatía es esencial para construir un mundo en el que todos nos necesitamos.

El primer paso para la compasión es darse cuenta de la necesidad de otra persona. Todo comienza con el simple acto de atención. (Daniel Goleman)

PROPUESTA DE TRABAJO: Algunas ideas para ser un poco más empáticos.

  1. El primer paso para ser verdaderamente empático es entenderte a ti mismo. Intenta entenderte, conocerte y ser empático, primero contigo mismo, con tus propios sentimientos, pensamientos y acciones.
  2. Lo segundo, vive sin prejuicios. Esto te facilitará el poder ser respetuoso, tolerante y no juzgan a los demás. Porque aunque no estés de acuerdo con las decisiones de los otros, tienes que entenderles y tomar distancia.
  3. Te propongo un ejercicio muy práctico para vivir los pasos anteriores. Recuerda un problema de alguien cercano a ti y lo escribes en un papel. Ahora haz este mismo ejercicio como si fuera tu problema. Finalmente, vuelve a redactarlo pero sabiendo que el problema es el otro. Podríamos llamar a este ejercicio: “Yo” tengo “tu” problema. Relee los tres textos ¿Qué ha sucedido? ¿Qué notas? ¿Cómo te sientes?
  4. Para saber más ENLACE

EL PODER DE LA COMUNICACIÓN EMOCIONAL

Cuando hablamos, no solo lanzamos palabras al aire; también nos comunicamos y transmitimos emociones. La comunicación emocional es el arte de integrar nuestros sentimientos en el mensaje para lograr una conexión auténtica y efectiva. ¿Cómo aprender a comunicarnos emocionalmente?

¿Qué es la comunicación emocional? Imagina que nuestras palabras son flechas y las emociones, el arco que las impulsan. La comunicación emocional, la buena comunicación emocional, consiste no solo en hablar; sino en comunicarnos desde lo emocional para transmitir sentimientos a través de medios verbales y no verbales. Desde un cálido abrazo hasta una mirada significativa, cada gesto cuenta para expresarnos de forma afectiva. Este tipo de comunicación nos ayuda a convencer, emocionar, persuadir e incluso a ser comprendidos de tal forma, que con solo palabras sería muy difícil lograrlo.

Es fundamental compartir nuestras emociones para cuidar nuestra salud emocional y bienestar personal. La falta de expresión emocional dificulta la comunicación sincera con nosotros mismos y los demás. Al guardarnos nuestros sentimientos, experimentamos malestar generando una tensión interna por lo que callamos, pero que se percibe aunque no lo digamos. En contraste, al expresar nuestras emociones, podemos hacer lo necesario para actuar en consecuencia. Es importante que recordemos que nuestras emociones nos informan de necesidades no satisfechas que debemos abordar y una de ellas es expresar lo que sentimos.

Características clave para una buena comunicación emocional:

1. Subjetividad en el mensaje: Transmitiendo el mensaje desde una perspectiva subjetiva nos permite expresar y comprender las emociones de manera más profunda porque compartimos nuestra propia interpretación de las cosas, desde nuestra experiencia emocional.

2. Verbos emocionales: ¿Te encanta, te sorprende o te enfada? Utilizar verbos emocionales como estos enriquece nuestra comunicación, porque compartimos nuestros afectos, sentimientos y necesidades.

3. Estado de ánimo y autoestima: Nuestras emociones están vinculadas a nuestro estado de ánimo, autoestima, inseguridades y habilidades sociales. La manera en que nos comunicamos y nos expresamos, la forma en que lo hacemos, el momento en que lo decimos y nuestra expresión son elementos clave para lograr una comunicación eficaz.

4. Descripción de sentimientos: En lugar de etiquetar a las personas, describimos cómo nos hacen sentir sus acciones, buscando siempre una comprensión mutua. Nadie es adivino y, por eso, tenemos que comunicar lo que sentimos ante diferentes comportamientos, ya sean positivos o negativos.

La comunicación emocional es una habilidad esencial dentro de la Inteligencia Emocional y como tal tenemos que trabajarla a diario siendo conscientes de cómo nos comunicamos y expresamos. La comunicación es verdaderamente emocional cuando tenemos en se hace desde el respeto hacia la persona receptora del mensaje, reconociendo sus propias ideas, opiniones y características distintas a las nuestras. Por tanto, para lograr una conexión desde lo emocional, es crucial tener empatía pero expresando claramente como nos sentimos, sin miedo a ser juzgados y sin juzgar, sin malentendidos, siendo nosotros mismos…saber reconocerse en la otra persona. Potenciando una comunicación en la que la comprensión, cercanía y sensibilidad, estén presentes.

Y es que cuando desarrollamos una sólida inteligencia emocional nos brinda herramientas efectivas para identificar, gestionar y comunicar nuestras emociones de forma asertiva. Las emociones no solo se adaptan a las circunstancias externas, sino que también impulsan y guían nuestra conducta y comunicación.

La comunicación emocional es la clave para establecer conexiones auténticas y comprender mejor a los demás. No se trata solo de hablar, sino de compartir una parte de nosotros mismos. La comunicación afectiva, un enigma intrigante. Al hablar, nos juzgan; al callar, nos critican. Repetimos una y otra vez las cosas, pero parece que las palabras se las lleva el viento. Es como estar en una isla de confusión. Intentamos explicarnos incluso con gestos, ¡pero aún así no nos entienden! Así que la próxima vez que estemos en una conversación, recordemos: que las emociones son nuestras mejores aliadas para expresarnos y comunicar efectivamente.

¡Empieza a comunicarte emocionalmente y observa cómo tu vida y tus relaciones mejoran!

Mejorar nuestras habilidades comunicativas desde lo emocional tiene un impacto positivo tanto en nuestras relaciones como en lo personal.

PROPUESTA DE TRABAJO: Cómo mejorar tu comunicación emocional. Algunos Tics:

1. Reflexiona siempre antes de hablar. Piensa antes de abrir la boca o de hacer un gesto. ¿Cómo? Identifica tus emociones y enfoca el mensaje antes de abrir la boca, te ayudará a ser más claro y efectivo. Pasar la emoción por el pensamiento y el pensamiento por lo emocional.

2. El contacto visual. Los ojos son las ventanas del alma. Usa el contacto visual no solo para transmitir tus emociones, sino también para percibir las de los demás. Una mirada desde el corazón lo cambia todo ¡Qué distinto se ve el mundo con una mirada desde el corazón!

3. Gestión emocional también en la comunicación verbal y no verbal. Acepta y maneja tus emociones sin culpar a los demás. Aprende a no dejarte llevar por las emociones perturbadoras y aprende a gestionarlas con naturalidad. Expresa lo que sientes con asertividad y amor.

4. Comunica lo que sientes con respeto y empatía. Respeta a tus interlocutores y crea un ambiente cómodo y seguro. Evita juzgar sus sentimientos y acepta sus distintas formas de sentir, pensar y actuar. Cambia y busca otras perspectivas.

5. Participación activa. Involucra a todos los participantes en la conversación. La comunicación debe ser fluida y recíproca. No acapares todo el tiempo y aprende a escuchar, también con el corazón.

6. Usa verbos emocionales. Emplea verbos que hablen de emociones para comunicarte de manera afectiva y enriquecer tus conversaciones. Porque el el buen uso de verbos emocionales no solo mejora nuestras relaciones, además, puede cambiar nuestro comportamiento. Los verbos emocionales mas importantes podrían ser: creer, sentir, pensar, opinar y parecer. Una buena comunicación emocional nos cambia, mejora y hace mejores personas que no juzgan ni describen personas, sino comportamientos.

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CURSO DE VERANO «APRENDIENDO A SENTIR»

Este verano, te invitamos a unirte a nuestro curso «Aprendiendo a Sentir» en el que podrás descubrir cómo la educación emocional puede transformar tu enfoque pedagógico y mejorar tu bienestar personal. Porque recordemos, como educadores, no solo enseñamos materias curriculares. También somos responsables de enseñar a nuestro alumnado cómo manejar sus emociones, cómo enfrentar los desafíos de la vida y cómo desarrollar la empatía. Y para poder hacer eso de manera efectiva, debemos comenzar aprendiendo a sentir nosotros mismos.

Cuatro mañanas de trabajo intenso y práctico utilizando todo tipo de recursos didácticos y de Inteligencia Emocional que nos ayuden y permitan vivir más plenamente y desarrollar nuestra labor educativa con seguridad y alegría.

En el mundo de la educación, es crucial que los educadores seamos emocionalmente competentes. Nuestra labor diaria nos posiciona como modelos a seguir para el alumnado, y la inteligencia emocional se convierte en una herramienta esencial para resolver situaciones complicadas y adaptarnos a la realidad actual de la educación.

La educación emocional busca mejorar el bienestar personal y social mediante el desarrollo de la comprensión y expresión emocional y tiene como objetivo prevenir los efectos negativos de las emociones desagradables y potenciar la empatía. Integrar la educación emocional en nuestra formación no solo promueve la creatividad, la autonomía y la empatía, sino que también potencia el bienestar personal, transformando nuestra vida y forma de afrontar nuestra labor docente.

La pedagogía de la interioridad enfatiza la importancia de promover competencias como «aprender a aprender» y el desarrollo de valores como la autonomía, la confianza y el respeto. La educación emocional implica un proceso continuo y consciente con metodologías activas y participativas para fortalecer nuestra vida emocional en las situaciones de nuestro día a día.

Hablar abiertamente sobre los sentimientos de manera clara y respetuosa, sin juicios ni censura, fomenta un ambiente propicio para el trabajo emocional personal y en grupo en el ámbito educativo. Esto implica trabajar de forma práctica estrategias dinámicas, escritura emocional y recursos creativos que promueven la educación emocional.

Los beneficios de trabajar la educación emocional son innumerables para afrontar los retos de educar en la actualidad con seguridad y resiliencia, ayuda a prevenir el síndrome de burnout y fortalece la vocación profesional. Mejorar las habilidades emocionales y desarrollar programas de inteligencia emocional para docentes son aspectos clave para el desarrollo personal y profesional ya que nos hace más competentes.

Los OBJETIVOS del curso son:

· Adquirir un mejor conocimiento de las propias emociones y las de los demás para desarrollar la habilidad de una buena y sana gestión emocional.

· Desarrollar la capacidad para gestionar el estrés para tomar conciencia de los factores que inducen a nuestro bienestar.

· Potenciar la capacidad para ser feliz desarrollando habilidades como el sentido del humor, la comunicación asertiva, el optimismo o la confianza en uno mismo y los demás

Con CONTENIDOS que faciliten la adquisición de las habilidades necesarias para ser un poco más competentes emocionales:

· Expresión verbal y no verbal de emociones y sentimientos

· Conciencia emocional en uno mismo y en los demás

· Gestión emocional y automotivación

· Conocimiento, aceptación y valoración de uno mismo como fuente de relación y comunicación afectiva

· Habilidades socioemocionales: empatía, comunicación, cooperación, toma de decisiones..

Así que, ¿estás listo para sumergirte en el emocionante mundo de la educación emocional? ¡Te esperamos en nuestro curso de verano «Aprendiendo a Sentir» en Tenerife!

SOMOS EN EL DÍA A DÍA

¿Cómo afecta a nuestra vida cotidiana y diaria la inteligencia emocional? Las rutinas y costumbres que tenemos ya como un hábito de vida, nos hace acostumbrarnos a que todo sea como es y a ser como somos y no nos paramos a pensar si esta vida es la que quiero y si soy lo que quiero ser. Enfrentarnos a nuestra realidad puede ser muy duro, quizá descubramos que no nos gustamos, que lo que vemos no es lo que soñamos ser. Conocerse es la más importante y decisiva decisión que debemos tomar.

Por ese motivo, es imprescindible trabajar el autoconocimiento. Cuando nos conocemos y reconocemos tal y como somos en los diferentes ámbitos de nuestra vida cotidiana, si además sabemos cuáles son nuestras emociones y las identificamos, nos costará muy poco reconocerlas en los demás y, por consiguiente, evitar reacciones poco deseables en ciertas ocasiones en las que perdemos el control y nos generan problemas de lo más absurdos. Debemos encontrar las herramientas necesarias para reaccionar adecuadamente, convertir muchos de los momentos complicados y difíciles de nuestro quehacer diario en oportunidades para cambiar, aprender y mejorar como personas

Pero es que, además, en nuestra vida cotidiana nos encontramos con situaciones en las que, si contáramos con buenas habilidades sociales, nos diferenciaríamos mucho de los demás. Potencialmente todos contamos con estas habilidades, pero es necesario ser conscientes del impacto que tenemos en los demás y trabajara diario y con insistencia nuestro modo de relacionarnos con los demás con naturalidad y eficacia poniéndolo en práctica.

Seamos conscientes que cambiar hábitos es complicado y costoso pero no imposible. Tenemos que tener muy claro que queremos cambiarlos porque nuestra vida mejoraría con ello. Es recomendable que hagamos una lista razonable de los hábitos que queremos cambiar, los que queremos introducir o de aquellos que nos gustaría seguir mejorando. Uno a uno y sin prisa, para evitar muchas frustraciones por querer cambiar mucho y rápido. Mejor empecemos con un par de hábitos, los que creemos que serán más fáciles de cambiar y los vamos incorporando de forma progresiva: uno nuevo cada semana, cada quincena, o cada mes, dependiendo del tipo de hábito o de las prioridades.

Decía Aristóteles que somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito. Por tanto, nuestros hábitos, malos o buenos, nos definen.

PROPUESTA DE TRABAJO: Te invito a realizar varias tareas, rutinas que te ayuden a vivir el día a día con serenidad y crecimiento personal

  • Durante un tiempo, anota utilizando el diario de sentimientos, todo lo que vives en el día. Fíjate minuciosamente en cada uno de los momentos del día, en tus reacciones y actitudes, pensamientos y sentimientos, etc. y pregúntate: “¿Quién soy?”“¿Cómo soy?” Y si no te gusta lo que ves, cambia
  • Otra actividad que te ayudará a mejorar es el responder a esta pregunta cada vez que te enfrentes a una situación complicada ¿Qué comportamientos, acciones tengo en esos momentos? y observa, sobre todo, las consecuencias. Posiblemente los resultados no son los que tú deseas. Pues bien, ¿Qué puedes hacer? Lo principal es que quieras verdaderamente cambiar esa situación; busca la motivación, el para qué deseo que eso cambie desde otra perspectiva y buscar las herramientas que mejor te funcionen y que vas a hacer la próxima vez: ¿Qué vas a hacer corporalmente?¿En qué vas a centrar tu atención, tus pensamientos?¿Cómo te vas a expresar y qué vas a hacer de manera diferente?
  • Por ultimo, e invito a reflexionar sobre cómo te manejas con tus habilidades sociales en tu vida de cada día, en lo cotidiano y habitual: Escuchar, ser amable, respeto a las opiniones, comprensión, paciencia, proximidad, atención, empatía, autenticidad, etc. Haz una buena reflexión y mira en si tienes que mejorar o cambiar algunos hábitos y costumbres.

¿SOY LO QUIÉN SOY?

El autoconocimiento es el primer pilar y la base de toda nuestra vida personal y emocional. Cuando hablamos de autoconocimiento nos referimos a saber interpretar adecuadamente y reconocer lo que somos, pensamos, sentimos y vivimos para avanzar hacia el pleno desarrollo como personas. El autoconocimiento lo podemos encontrar con distintos aspectos: la autopercepción, la autoobservación, la autoestima y la autoaceptación o autoconcepto. En definitiva es saber identificar, aceptar y comprender quiénes somos y quiénes queremos ser. La buena noticia es que es posible cambiar, mejorar, avanzar…y cuanto más nos conozcamos más sencillo se hará este proceso.

Conocernos bien para regular nuestras emociones, a tomar decisiones desde la realidad de manera más clara y eficaz, a ser conscientes de nuestras limitantes y potenciar nuestras competencias y habilidades. Desde el autoconocimiento, nuestras relaciones interpersonales mejoran y nos facilita la comunicación eficaz.

Buscar la mejor versión de nosotros mismos, desde el amor y el afecto, nos permite encontrarnos con la persona más importante de nuestra vida: Esa persona eres tú mismo.

PROPUESTA DE TRABAJO: Trabajar el autoconocimiento desde la visión que los demás tienen de nosotros.

1. ¿Me conoces? esta actividad está pensada para realizarla con grupos o personas que se conozcan desde tiempo. En grupos de 4 ó 5 pedimos que cada uno se describa de forma sencilla (Con adjetivos) y sin censurarnos. Dedicamos un tiempo en silencio.

Empezamos dando el tiempo suficiente para que cada uno escriba en su hoja los nombres de los miembros de su grupo y junto a cada nombre deberá poner cómo cree que es cada uno de sus compañeros.

Una vez el grupo haya terminado de describir a sus compañeros, cada uno empezará diciendo, primero, su opinión sobre sí mismo:

“Yo creo que soy muy hablador”

Una vez descrito cada uno, comenzará el resto del grupo a decir lo que piensa de él. La persona que recibe estas respuestas las anota en su hoja hasta que todos los del grupo hayan expresado lo que piensan de los demás y escuchado lo que piensan todos de él. Ahora, en esa lista y con su propia definición, completará su «hoja de autoconocimiento» del siguiente modo, siguiendo las definiciones de los demás:

“Yo creo que soy muy hablador…pero sé escuchar cuando es necesario”

Se finaliza la dinámica en el gran grupo comentando qué han sentido durante la descripción de sus compañeros y si se han visto identificados con las definiciones. Este ejercicio sirve para contrastar la imagen propia con la que ven los demás de nosotros mismos, aunque se debe ir con cuidado y asegurarse de que el ejercicio se va a hacer en el grupo con total respeto y siempre pensando en el otro. Por eso, tenemos que hacer un compromiso antes de comenzar para que nadie se ofenda o sienta mal.

Para profundizar ENLACE

SIEMPRE CON BUEN HUMOR

Las circunstancias en la vida no son siempre las más deseadas e incluso, en algunas ocasiones, nos enfrentamos a verdaderos problemas, que en cierto modo, nos desbordan y hacen sentir muy mal. La inteligencia emocional nos aporta algunas habilidades para afrontar esas situaciones desde un punto de vista más positivo y optimista. No se trata de evadir o huir del problema o la situación, se trata de reforzar lo positivo, el aprendizaje y las fortalezas que a raíz de este problema nacen en nuestro ser. Una de estas herramientas es el sentido del humor. Reírnos de nosotros mismos nos hace todo más llevadero, favorece el pensamiento positivo y optimista desde la realidad para potenciar nuestra resiliencia y ofrecer nuevas oportunidades que nos ayuden a vivir con serenidad los fracasos, los errores o las pérdidas.

En nuestra vida y en la sociedad en general, hay mucho de mal humor y posiblemente sea este el momento de tomarnos algunas cosas más en broma. Estar bien, sentirse bien, tiene mucho que ver con nuestra capacidad de humor, con el buen humor, y cuanto más alegría que le pongamos a las cosas que hacemos mucho mejor nos irá en la vida. La risa, el buen humor, serán nuestros grandes aliados para que, cuando finalice nuestra jornada, podamos decir que ha sido un día increíble. Será ese punto de alegría el que lo hará posible y, sin mucho esfuerzo, mejorará nuestro estado de ánimo y nuestra vida.

Debemos ser portadores de buen humor, alegría e ilusión para contagiar a los demás muchas ganas de vivir.

PROPUESTA DE TRABAJO: Algunas actividades para favorecer nuestro buen humor y el de los demás en nuestro día a día:

  • Recuerda algún momento feliz, aquel en que no parabas de reír. Si tienes Whatsapp, Facebook, Instagram, etc., mira las fotos en las que estás feliz, divirtiéndote y sonriendo. Son los momentos divertidos que te ayudarán a sentirte mejor y darte ese punto de alegría que necesitas. Sonríe.
  • Jamás justifiques tu mal humor y si es otra persona la que te lo provoca, menos todavía. No merece la pena amargarse por algo o alguien. Sonríe.
  • Envía un mensaje, llama a alguien y, si es posible, hazte un selfi divertido y envíalo a alguien que sabes que sonreirá. Piensa en su reacción y sonríe.
  • Haz una lista, aunque sea mentalmente, de todo lo bueno que te ha sucedido y verás cómo es más lo bueno y agradable que lo malo y sonríe.

(Ideas de la actividad 49 de «Emociones Creativas)

Otra actividad para el día a día: Cada mañana, al despertar, debemos dar gracias y sonreír, siempre sonreír. Es la mejor forma de comenzar el día. La risa es una herramienta muy eficaz para mejorar nuestro estado de ánimo, no solamente para nosotros, sino para los que nos rodean. La sonrisa, la risa es la puerta para el buen humor que genera un buen ambiente en el entorno y que repercutirá en nuestro propio beneficio. Por la noche, además de un repaso de la cantidad de cosas buenas que nos han sucedido en el día, hay que sonreír, que sea lo último que hagamos antes de dormir, si es posible con un beso a la persona que más queremos. Nuestro estado de ánimo mejorará día tras día.