Realmente es en el día a día, en lo pequeño y rutinario donde nos demostramos si vamos por el buen camino en nuestro crecimiento emocional. Se trata de vivir con consciencia los problemas y dificultades cotidianos y gestionar las emociones que surgen en esos momentos de manera adecuad. Debemos buscar los recursos necesarios y practicar diversas habilidades para que nos afecten lo menos posible o, al menos, de manera serena y equilibrada. Si logramos esto en lo pequeño estaremos preparados para cuando venga algo mayor.
En la respuesta que damos a los problemas simples y cotidianos es donde descubrimos si realmente gestionamos bien nuestras emociones