Hay etapas en las que funcionamos en modo automático. Cumplimos. Respondemos. Aguantamos. Y aunque desde fuera parece que todo está bien, por dentro… algo se ha apagado.
No hablamos de una crisis enorme, ni de una tragedia existencial. Hablamos de ese momento en el que te das cuenta de que hace tiempo no te emocionas con nada. No te ríes con ganas. No te ilusionas. No vibras. Como si hubieras desconectado de lo que te hace ser tú.
A mí también me pasó. Y no fue de golpe, fue poco a poco. Hasta que un día me di cuenta de que me había alejado tanto de mí, que casi no me reconocía. Y tuve que volver. No a la vida que tenía, sino a la parte de mí que había dejado olvidada.
Por eso, te propongo una pausa. Pero no para pensar más. Sino para recordar. Para reconectar con eso que te enciende por dentro, que te hace vibrar, que te devuelve el brillo.
¿Por dónde empezar? Hazlo fácil. Abre tu diario de sentimientos y crea tu propio collage de vida. Divide la hoja en tres partes:
- Primero, recuerda dos o tres momentos de tu vida en los que te hayas sentido realmente vivo. Esos días en los que dijiste: “Aquí sí. Aquí estoy yo.”
- Después, anota qué había en esos momentos. Qué hacías, qué sentías, y qué valor estaba presente. Puede ser libertad, alegría, conexión, juego, creatividad.
- Por último, elige un solo elemento de esos momentos. Uno que hoy quieras recuperar. Escríbelo grande. Dibuja algo. Sombrea la palabra. Hazlo importante.
Y termina con esta frase: Hoy recuerdo que lo que me enciende por dentro es…
Te aseguro que algo se mueve cuando haces esto. No necesitas grandes cambios para volver a ti. Solo tienes que empezar a integrar, poquito a poco, aquello que ya sabes que te hace bien. Puede ser una canción que olvidaste. Una rutina pequeña que te conectaba contigo. Un espacio para algo que hacías solo por placer.
Una conversación pendiente con tu parte más auténtica. Después de hacer tu collage, mira qué puedes recuperar hoy. No mañana. No el lunes. Hoy. Y anótalo en tu diario de sentimientos. Pregúntate: ¿Cómo me he sentido al recordarlo? ¿Qué emociones han aparecido? ¿Qué parte de mí se ha despertado?
¿Y qué ganas con esto?
- Ganas energía, porque dejas de ir contra ti
- Ganas claridad, porque te acuerdas de lo que te importa
- Ganas presencia, porque vuelves a estar contigo
- Ganas ilusión, aunque sea en dosis pequeñas
- Y ganas verdad. Tu verdad.
Volver a ti no es egoísta. Es urgente. A veces recordar duele. Porque al ver lo que te hacía bien, te das cuenta de cuánto tiempo llevas lejos de ti. Y eso, aunque es incómodo, también puede ser el punto de partida.
Si quieres acompañamiento para reconectar con tu energía, tus emociones y tu propósito, estás invitado a unirte a mi grupo de WhatsApp: Energía y Equilibrio. Es gratuito, cercano y diseñado para que vuelvas a ti sin exigencia, sin juicio y con mucha humanidad. Escríbeme y te cuento cómo empezar.
Porque tu vida merece más que funcionar. Merece brillar. Aunque sea poco a poco.
No estás perdido. Solo habías olvidado lo que te emocionaba. Y eso se puede recordar.
