¿Sabías que el optimismo implica tener una sólida convicción de que, a pesar de los desafíos, las cosas pueden salir bien?. Es esa actitud que nos evita caer en la apatía, el desánimo o la desesperación en momentos difíciles, complicados y oscuros de nuestra vida. Las circunstancias se presentan tal como son, sin posibilidad de cambio. Sin embargo, podemos elegir nuestra perspectiva al afrontarlas y experimentarlas. Aunque es algo simple, en la práctica puede ser complicado porque todo depende de nuestra actitud. Algunas personas tienen una predisposición más optimista que otras, pero la buena noticia es que se puede aprender a cambiar la perspectiva de las cosas.
Pero recordemos que estamos hablando del optimismo realista, ese que nos hace tener los pies en la tierra, sin perder la esperanza, y tiene beneficios significativos en nuestra rutina diaria. Un optimismo que nos ayuda a ver nuestros éxitos y fracasos como parte de nuestro crecimiento personal. Para los optimistas, los fracasos son experiencias que nos permite aprender y ajustar nuestras acciones para lograr el éxito en el futuro o, por lo menos, a no caer en el mismo error la próxima vez. Porque cuando somos optimistas realistas nuestra actitud es emocionalmente inteligente y nos capacita para recuperarnos en lugar de desanimarnos, de seguir adelante a pesar del dolor, de buscar, trabajar, reaccionar, reflexionar, en definitiva, de ver las adversidades como oportunidades para afrontar los problemas a medida que surgen. Superar desafíos nos hace más fuertes.
Cuando busquemos orientación en la vida, no nos conformemos con una visión superficial de la inteligencia emocional. Durante los momentos difíciles y complicados, en esos días en los que todo parece que nos sale mal, no nos quedemos en lo superficial, ni con frases como «hay quien está peor», «todos tenemos problemas» o «no hay nada que hacer» porque esto no favorece un cambio hacía lo positivo, simplemente nos «conforma» nos hace actuar con una actitud pasiva, resignada y conformista, tenemos que dar un paso adelante y adoptar el modo de búsqueda.
La inteligencia emocional implica que veamos cada situación de forma objetiva y realista, creyendo en nuestras capacidades de cambiar las circunstancias, si es posible y está en nuestras manos. Porque, no olvidemos que no lo podemos controlar todo y que es normal que surjan pensamientos recurrentes que nos bloqueen, provoquen miedo o incluso ira. Por ese motivo, tenemos que aprender a modificarlos a través del entrenamiento para interpretar las situaciones de manera diferente y encontrar soluciones alternativas a lo que nos sucede. Orientar nuestra acción a transformar, mejorar, aprender y crecer. Y es, con esta práctica constante, cuando logramos cambios que se mantendrán en el tiempo, acercándonos cada vez más a ser optimistas realistas.
«Un pesimista ve la dificultad en cada oportunidad; un optimista ve la oportunidad en cada dificultad.» Winston Churchill
PROPUESTA DE TRABAJO: Algunas ideas y actividades para Reflexionar y trabajar el optimismo realista personalmente o en clase, en la familia, en el trabajo…
- Tras un fracaso, error o desilusión, hazte esta pregunta: ¿Qué lección puedo extraer de esto? Esta reflexión te impulsará hacia el cambio, la superación o la aceptación, alejándote de los pensamientos negativos del momento para adoptar una actitud más amplia ante los desafíos de la vida. Y, en el diario de sentimientos, responde ¿Qué puedo aprender? Quizás necesitamos dedicar más tiempo a revisar lo que ha sucedido para evitar caer en lo subjetivo y no llevar lo emocional a lo racional, lo racional a lo emocional.
- Práctica de Agradecimiento. Porque es fundamental para cultivar la alegría y el optimismo realista. Diariamente, agradece algo y anótalo en tu diario de sentimientos u otro soporte para revisarlo con frecuencia. Reconocer lo positivo te ayuda a ver el lado amable de la vida y a valorar lo que tienes, lo que eres y lo que vales.
- Promover la Alegría. Busca espacios y tiempos para divertirte, compartir alegría con otros, leer libros entretenidos, fomentar actividades para la diversión, el humor y el optimismo. Una buena técnica es el carnet de la automotivación en el que planifiques algunas de estas actividades para la semana. Anota y comprométete a realizarlas.
- Visualización Positiva. Dedica, al menos, 5 ó 10 minutos al día para simplemente parar, calmarte e imaginar detalladamente diferentes escenarios de tu día en positivo, es decir, cambia la visión de lo que te preocupa, te altera o está causando malestar para verlo desde otras perspectivas más optimistas. ¿Qué necesitas? ¿Qué puedes hacer para que esas situaciones ocurran de este modo?
- De Pesimista a Optimista realista. Con esta actividad podrás cambiar el diálogo interno y la tendencia a quejarte por lo que te paso o no llega a suceder, pasando de un discurso derrotista, pesimista y negativo a uno más constructivo y realista. Consiste en que escribas una situación preocupante (real o ficticia) utilizando un lenguaje negativo y pesimista. Ahora, imagina la respuesta que puedes darte si lo enfocas desde la acción y lo positivo del hecho. ¿Qué ha sucedido? Al principio no es sencillo, pero practicando, practicando, practicando irás mejorando tu percepción de la vida y las cosas.
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