Nos han acostumbrado a creer que se es inteligente cuando se tiene un cociente intelectual alto, es decir, que nuestra capacidad para aprender, retener, comprender y resolver problemas es bastante buena, pero sin embargo, a lo largo de las últimas décadas hemos descubierto que no basta con ser «inteligentes» sino que además debemos ser «competentes» y de eso se trata cuando hablamos de inteligencia emocional, de saber usar lo que sabemos desde nuestros recursos emocionales para lograr aquello que deseamos alcanzar para nuestra vida, ver la vida desde lo qué sentimos nos impulsa a ser aquello que realmente deseamos ser.
El coeficiente intelectual nos dice lo que sabemos, la inteligencia emocional si lo estamos llevando a la práctica