La inteligencia emocional supone un conjunto de habilidades que se pueden aprender. Solo hay que trabajar mucho y ser muy constantes. Algunos de los pasos para ser una persona emocionalmente inteligente son muy sencillos, por ejemplo: percibir las emociones propias y las de los demás de forma adecuada, razonar nuestras emociones para comprenderlas, reconocer las señales que se nos presentan ante diversas situaciones emocionales y saber regular lo que sentimos de la manera más acertada. Carecer de inteligencia emocional hace que el resto de inteligencias se vean muy afectadas.
La inteligencia emocional parte de la convicción de que en la familia y en la escuela se debería promover situaciones que posibiliten el desarrollo de la sensibilidad, la interioridad y el carácter de los niños y adolescentes, sobre la base de que en el quehacer educativo se involucre tanto el ser físico como el mental, el afectivo, el social y el espiritual, en un todo.
Es muy importante y urgente trabajar con las emociones, tanto las propias, como las ajenas, desde pequeños hasta etapas educativas más avanzadas, tanto en casa como en el centro educativo. La clase de Religión es un espacio privilegiado para trabajar nuestro ser emocional.
Nuestro SER se mueve por lo emocional y nos hace mejorar nuestra vida Eduquemos desde el corazón
PROPUESTA DE TRABAJO: En los enlaces encontrarás actividades y prácticas que en algún momento hemos trabajado en el blog y que brotan del proyecto «Emociones creativas»
- Unos minutos al comenzar el día, un proyecto, una jornada laboral, una clase… (Parar, respirar…)
- Consciencia emocional (Vivir el ahora)
- Optimismo realista (Crecer en optimismo)