Desde el optimismo nos vemos a nosotros mismos, a los demás y al mundo de manera muy diferente. Se trata de mirar las cosas que ya tenemos, por muy pequeñas que sean, lo bello y especial de la vida y dejar de amargarnos por lo que no tenemos. Cuando somos optimistas no solo cambiamos la mirada focalizándonos en lo positivo y posible, sino que adquirimos ciertas conductas proactivas. Vemos lo bueno y positivo de todo en vez de lo que nos hace sufrir. Nos daremos cuenta de la importancia de ser optimistas cuando comprobemos con alegría que, si miramos lo que nos hace mejores, lo que nos une y nos hace sentir bien, nos abrirá a una nueva perspectiva de lo que somos y tenemos mucho más activa y positiva. Debemos aprender a mirar desde lo positivo siempre. Es mirar lo que ya tenemos en el vaso, ni medio lleno ni medio vacío.
Afrontar las dificultades de la vida con optimismo realista es siempre mucho mejor para nuestro estado emocional porque nos activa y mueve para resolver de manera natural esos momentos o cuestiones que, en alguna ocasión, se nos presentan. Cuando somos optimistas, no dejamos de sentir miedo, tristeza o rabia; simplemente tenemos que aprender a, entre otras cosas, saber que con actitud positiva aceptamos lo que nos sucede en la vida y nos enfrentamos a ello con trabajo y esfuerzo. Recordemos que solo el 25% del optimismo es genético, que el otro 75% se trabaja día a día buscando de manera objetiva lo bueno de todo y aprendiendo de cada una de las circunstancias de la vida, por muy complicadas que sean. Con todo lo que aprendamos debemos continuar con más herramientas, capacidades y habilidades.
Es una decisión personal vivir la vida y las circunstancias desde el optimismo realista o desde el victimismo pesimista
PROPUESTA DE TRABAJO: Recuperamos algunas de las actividades que ya hemos trabajado en este blog y, sobre todo, en los manuales del proyecto «Emociones Creativas» pulsando en el siguiente enlace