La Navidad es una época del año con una gran carga emocional. Los sentimientos que despierta son variados, y a menudo, contradictorios. Desde la ilusión y la alegría hasta la tristeza y la añoranza. La Navidad nos brinda una amplia gama de emociones que no siempre se ajustan a lo que se vive a nuestro alrededor. Las reuniones sociales y familiares son una oportunidad para disfrutar y reunirse con seres queridos, y compartir lo que somos y sentimos, Cada año es distinto porque nosotros y nuestras circunstancias son diferentes.
En esta época, la publicidad y todo lo que significa marketing nos incita a sentir solo emociones positivas como la ilusión, la alegría y la felicidad. Sin embargo, no hay normas para afrontar los sentimientos en Navidad. Si no te apetece estar contento o contenta, no pasa nada. Pero comunícalo a los demás para que puedan comprender el por qué actúas de ese modo.
La Navidad es un buen momento de celebración y también para la reflexión personal. Una temporada especial en el calendario. En todo el mundo, se celebra una de las festividades más importantes, especialmente para la comunidad cristiana. El nacimiento del Niño Jesús, es el motivo central de esta celebración. Pero a lo largo de los años, la Navidad se ha convertido en un evento que se celebra antes y después del 25 de diciembre. Desde octubre ya se nos comienza a presentar la Navidad y el mes de diciembre se ha convertido en un mes de festividades continuas hasta principios de enero. Ante esta realidad terminamos saturados y casi hastiados llegando incluso a aborrecer estas fiestas. Mas aún si estamos pasando por un momento complicado o. simplemente, no tenemos ganas de la «fiesta» que nos dicen repetidamente que hay que vivir
Por eso, la temporada navideña despierta emociones que sentimos de manera especial, a las que llamamos «emociones navideñas». Estos sentimientos son una mezcla de felicidad, temor, nostalgia, alegría, estrés, tristeza, amor e incluso preocupación.
Imaginemos que este año las festividades navideñas son distintas a las que estamos acostumbrados, por diferentes motivos, es importante aceptarlo para poder adaptarnos a la realidad y encontrar nuevas formas de disfrutar de la Navidad en la medida de lo posible. No estamos obligados a experimentar emociones positivas en estas fechas, pero si que podemos vivir la cercanía, el cariño, la compañía, una buena conversación…con los que tenemos a nuestro lada y con los que queremos compartir estos momentos. Recordemos que la nostalgia navideña suele ser temporal y puede desvanecerse después de las fiestas y que según la forma en que interpretemos las emociones puede influir en cómo las vivimos. La manera en que reaccionemos ante un sentimiento específico afectará su impacto en nosotros. Nunca es tarde para adquirir habilidades y herramientas que nos permitan desarrollar una inteligencia emocional saludable, también en Navidad. ¿Cómo?
- Aprendiendo a manejar nuestras emociones nos ayuda a ser más conscientes de lo que sentimos, a identificar nuestros sentimientos, aceptarlos y controlar nuestra respuesta.
- Reconocer estas emociones tanto en nosotros mismos como en los demás.
- Aprovechemos esta época para celebrar y reflexionar sobre lo que realmente importa en nuestras vidas.
Disfrutemos plenamente de la navidad, del cariño y la felicidad que muestran los niños, de la alegría que se siente en las calles, de la música y las luces de la ciudad. Dejémonos contagiar por lo positivo, disfrutemos y, sobre todo, seamos felices.
¡Muchas felicidades a todos! ¡Feliz Navidad! Recuerden que siempre deben ser optimistas realistas y esforzarse mucho para lograr hacer realidad los sueños.
PROPUESTA DE TRABAJO: Aquí te dejo algunos consejos para manejar las emociones de la temporada navideña y de todo el año, si hace falta:
- No te limites a decir «bien» o «mal». Identifica las emociones que sientes y reflexiona sobre ellas.
- ¡Date un poco de amor propio! Si regalas a los demás, ¿por qué no regalarte algo a ti mismo?
- No dejes que las expectativas te controlen. Crea tus propias prioridades.
- No caigas en la trampa de la publicidad y el cine. La Navidad es imperfecta, ¡y eso está bien!
- Di «no» a las invitaciones que no te interesen sin sentirte culpable.
- Vive el momento presente, sin pensar en el pasado o el futuro. Recuerda que todo es temporal, y que la vida tiene altibajos. Comparte tu vida con los que más quieres.