SOMOS EN EL DÍA A DÍA

¿Cómo afecta a nuestra vida cotidiana y diaria la inteligencia emocional? Las rutinas y costumbres que tenemos ya como un hábito de vida, nos hace acostumbrarnos a que todo sea como es y a ser como somos y no nos paramos a pensar si esta vida es la que quiero y si soy lo que quiero ser. Enfrentarnos a nuestra realidad puede ser muy duro, quizá descubramos que no nos gustamos, que lo que vemos no es lo que soñamos ser. Conocerse es la más importante y decisiva decisión que debemos tomar.

Por ese motivo, es imprescindible trabajar el autoconocimiento. Cuando nos conocemos y reconocemos tal y como somos en los diferentes ámbitos de nuestra vida cotidiana, si además sabemos cuáles son nuestras emociones y las identificamos, nos costará muy poco reconocerlas en los demás y, por consiguiente, evitar reacciones poco deseables en ciertas ocasiones en las que perdemos el control y nos generan problemas de lo más absurdos. Debemos encontrar las herramientas necesarias para reaccionar adecuadamente, convertir muchos de los momentos complicados y difíciles de nuestro quehacer diario en oportunidades para cambiar, aprender y mejorar como personas

Pero es que, además, en nuestra vida cotidiana nos encontramos con situaciones en las que, si contáramos con buenas habilidades sociales, nos diferenciaríamos mucho de los demás. Potencialmente todos contamos con estas habilidades, pero es necesario ser conscientes del impacto que tenemos en los demás y trabajara diario y con insistencia nuestro modo de relacionarnos con los demás con naturalidad y eficacia poniéndolo en práctica.

Seamos conscientes que cambiar hábitos es complicado y costoso pero no imposible. Tenemos que tener muy claro que queremos cambiarlos porque nuestra vida mejoraría con ello. Es recomendable que hagamos una lista razonable de los hábitos que queremos cambiar, los que queremos introducir o de aquellos que nos gustaría seguir mejorando. Uno a uno y sin prisa, para evitar muchas frustraciones por querer cambiar mucho y rápido. Mejor empecemos con un par de hábitos, los que creemos que serán más fáciles de cambiar y los vamos incorporando de forma progresiva: uno nuevo cada semana, cada quincena, o cada mes, dependiendo del tipo de hábito o de las prioridades.

Decía Aristóteles que somos lo que hacemos día a día. De modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito. Por tanto, nuestros hábitos, malos o buenos, nos definen.

PROPUESTA DE TRABAJO: Te invito a realizar varias tareas, rutinas que te ayuden a vivir el día a día con serenidad y crecimiento personal

  • Durante un tiempo, anota utilizando el diario de sentimientos, todo lo que vives en el día. Fíjate minuciosamente en cada uno de los momentos del día, en tus reacciones y actitudes, pensamientos y sentimientos, etc. y pregúntate: “¿Quién soy?”“¿Cómo soy?” Y si no te gusta lo que ves, cambia
  • Otra actividad que te ayudará a mejorar es el responder a esta pregunta cada vez que te enfrentes a una situación complicada ¿Qué comportamientos, acciones tengo en esos momentos? y observa, sobre todo, las consecuencias. Posiblemente los resultados no son los que tú deseas. Pues bien, ¿Qué puedes hacer? Lo principal es que quieras verdaderamente cambiar esa situación; busca la motivación, el para qué deseo que eso cambie desde otra perspectiva y buscar las herramientas que mejor te funcionen y que vas a hacer la próxima vez: ¿Qué vas a hacer corporalmente?¿En qué vas a centrar tu atención, tus pensamientos?¿Cómo te vas a expresar y qué vas a hacer de manera diferente?
  • Por ultimo, e invito a reflexionar sobre cómo te manejas con tus habilidades sociales en tu vida de cada día, en lo cotidiano y habitual: Escuchar, ser amable, respeto a las opiniones, comprensión, paciencia, proximidad, atención, empatía, autenticidad, etc. Haz una buena reflexión y mira en si tienes que mejorar o cambiar algunos hábitos y costumbres.

HÁBITOS EMOCIONALMENTE SANOS

Para todo proceso de cambio necesitamos adquirir nuevos hábitos que nos permitan desarrollar buenas habilidades para poder hacerlo posible. En nuestro cambio de pensamiento, de percepción de la vida y de lo que somos, de nuestros comportamientos y rutinas tenemos que cambiar algo de lo que somos y esto nos exige valentía y mucha fuerza de voluntad porque todo cambio provoca miedo e incertidumbre, es salir de nuestra zona de confort, que por muy mala que sea es lo que conocemos y a lo que estamos acostumbrados. Estamos tan acostumbrados a lo «de siempre» que cambiar o mejorar algunos hábitos de nuestro día a día se convierte en un verdadero reto.

Lo primero y fundamental es encontrarse con uno mismo como una prioridad para el equilibrio emocional, y en muchas ocasiones esto requiere mucha voluntad. En esto consiste tener inteligencia emocional, en que todo lo que somos, sentimos y pensamos nos ayuda frente a los fracasos y nos enseña a saber gestionar todo lo que nos sucede para así dar un nuevo paso para el logro de nuestros objetivos. Es asumir que siempre estamos aprendiendo y necesitamos buscar esos hábitos que nos hagan mejores personas.

Hacer lo que somos es ser haciendo y estar siendo. Lo lograremos con buenos hábitos emocionales

PROPUESTA DE TRABAJO: Se trata de crear hábitos para que el cuerpo y la mente trabajen juntos para crear un entorno sano, se construya un ambiente propicio para mantener el equilibrio emocional, es decir, que se produzca un balance emocional, físico y mental, lo cual te hace más fuerte posible.

Algunos hábitos para el día a día

  1. Buscar momentos para ser conscientes de lo que sentimos. Propongo trabajar el diario de sentimientos, para expresar lo que sentimos.
  2. Parar, respirar, callar,… a lo largo de la jornada buscar espacios y momentos para simplemente estar.
  3. Hacer ejercicio físico, por muy pequeño que sea: caminar, bailar, estirarse,…
  4. Rodearse de personas positivas y optimistas, personas que nos aporten bienestar.
  5. Practicar el optimismo realista como estilo de vida.
  6. El buen humor como actitud de vida. Sonreír y reír.
  7. Abrazar con el corazón y desde el corazón.

PRÁCTICAS EMOCIONALES

Si ya llevas varias prácticas del manual, te habrás dado cuenta que esto de la inteligencia emocional no algo teórico que se memorice y se lleve a la vida sin más. Te aconsejo que no leas el libro como si fuese de autoayuda, porque no lo es, sino como una herramienta de trabajo personal para adquirir las habilidades necesarias para conseguir los hábitos emocional adecuados para ser y estar mejor.

La inteligencia emocional no se aprende, se practica todos los días y en cada momento.

La inteligencia emocional requiere practicar, practicar, practicar