Es en silencio cuando se produce el encuentro íntimo con nosotros mismos, es el espacio en el que estamos frente a frente con lo que somos realmente. Nos podemos mirar sin máscaras, sin ruidos y sin distorsiones .En el silencio también se encuentran los miedos, pero también las respuestas. Leí en una ocasión: “Escucharnos para comprendernos, reconocernos y querernos solamente se hace en silencio”, en esa conexión con lo que realmente somos y sentimos, donde somos capaces de decidir y responder. Aprender a querer y buscar el silencio es una tarea que deberíamos hacer desde muy pequeños y para toda la vida. El truco para lograrlo es practicar, practicar, practicar.
Llenamos nuestra vida de tantos ruidos que es imposible escuchar nuestro interior, escucharnos a nosotros mismos y a nuestro ser. En cierto modo no nos gusta el silencio porque nos asusta y en el ruido evitamos descubrir algunas de las cosas de nosotros mismos que no nos gusta y hacemos que la felicidad no es más que “mucho ruido y pocas nueces” pero es muy cómoda, sin esfuerzos ni pretensiones. Necesitamos silencio exterior e interior porque el ruido nos aturde y dispersa. Callar, parar…Tenemos que calmar nuestra mente, cuerpo y sentimientos para descubrir en lo más profundo de nosotros la tan ansiada felicidad.
Observar en silencio nos enseña a mirar más allá de las apariencias y lo superficial de las cosas para ir a lo verdaderamente importante de la vida.
PROPUESTA DE TRABAJO: Te invito a buscar espacios y tiempos para hacer silencio, pero silencio de verdad con dos actividades que tendríamos que hacer todos los días.
- Guarda silencio, haz silencio. Prepara el espacio, el lugar, la situación que más te facilite este ejercicio. Ahora, prepárate tú, utiliza la respiración y la postura para facilitarte el buen desarrollo del ejercicio. Ten paciencia, no te agobies y simplemente guarda silencio, calla, siente y disfruta de este momento, de este presente, de este regalo. Al principio serán apenas unos minutos, pero con el tiempo y mucha práctica lograrás el deseado silencio que nos renueva y repara. AQUÍ TIENES ALGUNAS HERRAMIENTAS
- En casa o en el aula tener un rincón para el SILENCIO y cerramos de los ojos, buscamos el ritmo de respiración lenta y profunda que nos tranquilice, nos serene y calme y en absoluto silencio escucharnos. Este lugar será nuestro refugio en los momentos en los que necesitemos un RESPIRO y el silencio será nuestro aliado, nuestra herramienta emocional para lograrlo.
